Los raperos también lloran… sigue el novelón. Más vale que ya mismo alguien saque un tema que valga la pena.
Luego del épico duelo por Instagram durante la madrugada entre el reguetonero pequinés, Arca La Mirash, y el peñolano Tempo Piña Colada, se ha desatado la hecatombe.
El terror de las tripletas del área sur se encuernó al ver a Arcángel, a quién considera su párvulo especial, mostrando la dentadura junto a su némesis Residente, Nicky “el de las mil vidas” Jam y la nueva sensación dominicana, Tali Goya.
Anoche, Tempo atrasó la fila de un quiosco de piononos en la Guancha mientras redactaba en su cuenta de Instagram que su perrito poodle pupilo era un hipócrita. Claro, con lágrimas en sus ojos y un taco en la garganta que se palpaba en la tinta digital de su comentario, Austin “timbre jalao” Santos se defendió, como muy bien presentamos anteriormente en El Calce.
Pues bien, el señor Piña Colada – el instagramero del año hasta ahora, si nos dejamos llevar por el número de papelones que hace, prendías que coge de sus propios seguidores y capacidad para comer alcapurrias – ha molestado tanto a Papi Arca que el chihuahua querubín de la Calle Calma se la dejó caer en unos videítos que laceraron un chin al internet durante la mañana de hoy:
Pero ahí no queda la cosa. Recuerden que en estos canales de novelas conocidos como redes sociales brilla una estrella de nombre Kendo Kaponi. A continuación, el Demonio de la Tinta – que salió de la cueva dónde andaba junto a Gollum, para hablar del bukake rapero entre sus colegas – intercambia consejos de paternidad con su chiquitín compadre:
Sin duda alguna, el emotivo retorno de Kendo Kaponi, cuya actuación en estos momentos solo es comparable a una Meryl Streep en los noventa, cae como anillo al dedo a esta saga de sandunga. Pasiones habrán de desatarse.
Hay más. Supuestamente, David “Papa Majada” Sánchez ha encontrado tiempo suficiente entre los jamberguers que se come para hacerle otra tiraera al nuevo atleta de las Special Olympics, René Pérez. La canción se va a llamar Er Vruto. Eso es lo único que se sabe hasta ahora, aunque quizás sea ya demasiado.