El cuerpo celeste más volcánico en todo el sistema solar, la luna Ío de Júpiter, ha revelado algunos de sus secretos más profundos en una serie de imágenes capturadas por la sonda espacial Juno de la NASA, en un acercamiento histórico. Este mundo volcánico, descubierto por Galileo Galilei el 7 de enero de 1610, presenta más de 400 volcanes activos en su superficie, un espectáculo que desafía cualquier comparación en nuestro vecindario cósmico.
Como recuerda Computer Hoy, durante mucho tiempo, Ío se conoció simplemente como “Júpiter I” debido a su proximidad al gigante gaseoso Júpiter. Sin embargo, hoy en día, lleva el nombre de una de las doncellas enamoradas del dios griego Zeus, en un tributo a su tumultuosa historia mitológica.
Lo que hace que Ío sea aún más asombroso es su semejanza en tamaño a nuestra propia Luna, aunque en realidad, es más parecido a una pesadilla. Sus características geológicas y su atmósfera tóxica lo hacen parecer más cercano al inframundo que a un lugar habitable.
Ríos de lava
Las manchas marrones que se observan en las imágenes reveladas recientemente son ríos de lava ardiente, calderas humeantes y otros fenómenos originados por la actividad volcánica desenfrenada. Las temperaturas en su superficie superan los 1.725 grados centígrados, convirtiéndolo en uno de los lugares más inhóspitos del Sistema Solar.
La sonda Juno ha estado explorando el sistema joviano y sus lunas desde su llegada, pero es en 2023 que se ha acercado de manera inédita a Ío. Hasta la fecha, se ha aproximado a esta luna en nueve ocasiones, revelando detalles fascinantes de este mundo extremo.
La más reciente aproximación, que tuvo lugar el 15 de octubre, situó a Juno a tan solo 11.680 kilómetros de la superficie de Ío. Durante este acercamiento, una de las cámaras de alta resolución a bordo de la sonda permitió a los científicos de la NASA capturar imágenes de humo y gases tóxicos que emanan de dos de los volcanes más activos de Ío.