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Si te identificas con esto, eres la definición de "soltera"

Por: La Karla Figueroa

Aunque el los últimos tres años he tenido varios marchantes que me duran un aproximado de tres meses, desde que dejé al gringo no he tenido como que un jevo en serio (de esos que uno planta en la sala de los viejos).

Ese hecho me ha convertido en una soltera profesional. Me he vuelto experta en estar sola y en destruir los momentos en que un nene intenta tirarme maíz. La soltería se ha vuelto la norma en vida (cosa que preocupa a mi mamá pero no a mí).

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Así que, por eso de que antes de llegar al trabajo estaba hablando de nenes con la madre que me parió, aquí les dejo algunos puntos que me han dejado claro que estoy más soltera que Lou Briel.

Mi comida es mía. No hay razón para que los dos comamos del mismo plato. La soledad me ha enseñado que mi comida es mía y que cada uno tiene que pedir lo que se quiera comer.
 

Me tienen que dejar saber que le gusto a un nene. Estoy tan acostumbrada a ser “one of the boys” que mis panas me tienen que decir que un muchachón me está “tirando”. Si no me lo dicen, asumo que es otro pana y le invito un shot o un palo cuando me toque pagar el round.
 

Soy una campeona subiéndome el zipper de los trajes sin ayuda. Tener que subirte el zipper en la espalda o abrocharte una pulsera, son momentos que pueden llegar a ser los más grandes problemas cuando se está soltera. Pero no se preocupen, amigas… Yo les prometo que, con el tiempo, esto deja de ser complicado.
 

De vez en cuando presto atención a la historia de los videos porno. La nenas también vemos porno. Eso es un hecho. La única diferencia es que ahora analizo la historia, me fijo en si parece que se gustan o lo hicieron solo por el dinero, y hasta me imagino un “story line” más creativo. Ah, y me indigno si actúan mal.
 

No hago ni el mínimo esfuerzo por verme “sexy” cuando voy a dormir. Me gusta dormir con una t-shirt grande. Eso no es “sexy” y yo lo sé. No me importa.
 

Cuando llegan los momentos “románticos” los cago diciendo cosas como: “¿Qué se supone que haga ahora?”, y ahí muere el momento. ¿Usted sabe esos momentos épicos que salen en las películas? ¿Esos momentos en el que el silencio lleva a dos personas a darse un beso? Esas cosas yo las destruyo como mismo los Federales están esbaratando nuestro Gobierno. De momento puedo poner una canción de Tego, empezar a chequear mi celular o, simplemente, botar a la persona de mi carro sin razón alguna.
 

No entiendo la necesidad de publicar en las redes sociales fotos en pareja todos los días. He bloqueado de Facebook a toda amiga que ama demasiado. No es que moleste su amor es que… Sí, me molesta ver todas esas fotos mientras estoy en el servicarro de los chinos esperando una combinación que no voy a compartir con nadie.
 

Me envían textos coquetos y yo respondo con emojis de “papas fritas” o “muslos de pollo”. Déjenme explicarles una cosa, el hecho de que yo me dedique a escribir, no es sinónimo de que sé enviar textos románticos o coquetos. Nenes me han enviado textos que dicen que soy hermosa y, sin joder, les he respondido con el emoji del taco porque me parece genial que sea una de las nuevas opciones del iPhone.
 

¿Pesa? Yo lo muevo. Esa idea de que los nenes hacen falta para mover cosas pesadas ya terminó. Mi eterna soltería me ha demostrado que, de momento, me convierto en Hulk y puedo con todo.
 

Cuando al fin me gusta un jevo, y yo le gusto a él, lo espanto pal carajo. Esto es bien triste, pero es una de las cosas que demuestra lo acostumbrada que estoy a estar soltera. Y es que yo no sé tener jevo. En cuestión de días paso de tratarlos como panas a ser la novia (o whatever) más amorosa del mundo.
 

Mi relación más seria es con Netflix… Y mi mayor estrés es que el pago de la membresía no entre. Todos los días salgo del trabajo, ceno y me acuesto a ver series de Netflix hasta que no puedo más. Netflix siempre está ahí para mí y me acompaña hasta a comer, lo que lo convierte en la mejor relación que he tenido en mucho tiempo.
 

Mi mamá vive buscándome jevo. Los años pueden pasar y mi mamá no se va a dar por vencida en eso. Esa mujer vive para tres cosas: trabajar, viajar y explicarme la importancia de tener pareja. Constantemente me recuerda que los panas van y vienen, pero las parejas se quedan, así que si no consigo una me voy a morir sola.
 

 

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