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7 señales de que estás saliendo con un hombre inmaduro

Muchas veces noto en Facebook que las mujeres están quejándose de que los hombres son eternos nenes chiquitos… y tienen razón. Lo que sí tengo que destacar es que la mayoría de las veces los hombres dan claras señales, y son las muchachitas las que pichean los &#39red flags&#39 porque creen que van a cambiar al bambalán. La madurez no tiene que ver con la edad de la persona, más bien tiene que ver con su capacidad de entender, analizar y ver las cosas. Por ejemplo, un chamaco de 21 años pueda ser mucho más maduro que uno de 34.

Si no sabes cómo identificar a un bambalán, te voy a decir algunas señales. Me lo agradeces después.

7. Le encanta hablar de tres temas: 1) Sobre él. 2) Sobre sus gustos. 3) Sobre él mismo, otra vez

Este muchachito cree que es el centro del universo y lo único que les interesa es hablar sobre sus cosas. Su ego es del tamaño de la chola de Barry Bonds, y si están hablando de la política internacional, de repente te cambia el tema y terminan hablando de cómo él venció la adversidad cuando se le quedaron unos Doritos pilla’os en la máquina y los pudo tumbar jamaqueando el vendor machine. Amiguis, si solo le encanta hablar de él, significa que no te escucha… ni le interesa escucharte.

6. Su manipulación y chantaje emocional hacen lucir como una boba a Soraya Montenegro

En medio de una discusión, no zumba argumentos lógicos, sino que parece un loco con la manipulación, los berrinches y el chantaje emocional. Estos bambalanes son los que cuando vas a salir en un &#39girls night out&#39 se tiran el “entonces no me quieres” o “¿o sea, que te doy lo mismo?” Una vez decides irte al jangueo con tus amigas, te textean “ya veo que no quieres saber más de mí”. Estúpidos.

5. Es más inestable en los trabajos que Manny Manuel en un open bar

Cambia de empleo constantemente y no dura ni tres meses en sus trabajos. No puede tener un trabajo estable, y siempre que parece haber encontrado el trabajo ideal, siempre termina encontrándole una falla o es que “la tienen cogía con él”. Estos muchachitos usualmente carecen de ambición, pero son unos caballos cuando hay que encontrarle faltas a lo que hacen los demás. A veces están criaturas rayan lo absurdo: quieren tener chavos, pero no dan un tajo ni en defensa propia.

4. Al igual que los políticos, nunca acepta cuando se equivoca

Los hombres inmaduros creen que aceptar una equivocación es señal de debilidad. Estos truhanes son capaces de culpar a la madre que los parió antes de echarse “los veinte”. Si después de una pelea boba, en lugar de asumir su culpa, te achaca tus errores, mándalo pa’l ca, porque ese pichón nunca va a asumir responsabilidad de nada.

3. Le tiene más miedo al compromiso que lo que el Tigre Hernández Mayoral le teme a la dieta

Los hombres inmaduros no solo le tienen terror al compromiso, sino a todo lo que involucre responsabilidad y rutina. Si un caballerito muestra más atención y preocupación por beber ron y janguear que en estar contigo, muchacha, no pierdas el tiempo. No amarres fuego, mi santa.

2. ES INFIEL

Todos los hombres inmaduros siempre están viendo a quién más se pueden tirarse. Vamos, una cosa es ligar “inocentemente” y otra es estar en la eterna conquista buscando nuevos panties cada wikén. Estos son los que sudan brea cuando le pides la computadora prestada o se encierran con el celular en el baño. Si ese muchachito vive en “la perse”, ya sabes que está echando maíz en otro gallinero.

1. Es un momma’s boy

El colmo de estos muchachitos es que hablan mucho de independencia y libertad, pero se pasa almorzando en casa de su mamá pa’ economizarse esos chavitos y gastarlos en ron. Además, siempre que tiene un el mínimo problema llama a mami para que lo ayude. Amiga, este hombre realmente es un bebé pelú. Un macho proba’o ama a su mamá y la respeta, pero sabe que no debe estar debajo de una ella como un pollito debajo del ala de la mamá gallina.

Amiga, ya sabes las señales de un hombre inmaduro, ahora no vengas a decir que “los inmaduros son más divertidos”, que a la primera que las vea quejándose, me voy a tomar toda la libertad de insultarlas.

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