La pandemia marcó un antes y un después en el mundo y con ello, también cambió la forma en que las personas se desenvuelven en el ámbito laboral, convirtiendo a WhatsApp en una herramienta de comunicación cotidiana para muchos trabajadores.
Sin embargo, la comodidad y facilidad de uso de esta aplicación de mensajería tienen consigo riesgos para la seguridad de la información de las empresas.
La falta de control sobre la información compartida, la vulnerabilidad ante ataques cibernéticos y la dificultad para auditar las comunicaciones son algunos de los principales desafíos que plantea el empleo de esta plataforma en el entorno laboral.
Una de las principales preocupaciones es la ausencia de herramientas avanzadas de gestión de información dentro de WhatsApp. Los archivos, conversaciones y otros datos sensibles compartidos a través de esta aplicación quedan fuera del alcance de las políticas de seguridad de las empresas, lo que los expone a fugas o usos indebidos. Además, la práctica común de eliminar mensajes antiguos dificulta la trazabilidad de la información y puede generar problemas legales en caso de disputas o auditorías.
El uso de WhatsApp en dispositivos personales también aumenta la vulnerabilidad a ataques cibernéticos como el phishing y el malware. Los enlaces maliciosos pueden infectar tanto el dispositivo móvil como el ordenador si se accede a WhatsApp Web, comprometiendo la seguridad de la información corporativa.
Otro riesgo importante es la pérdida de datos en caso de robo o extravío del dispositivo móvil. A pesar del cifrado de extremo a extremo, la información almacenada en el dispositivo puede quedar expuesta si el dispositivo cae en manos equivocadas. Asimismo, las plataformas de colaboración empresarial ofrecen niveles de seguridad mucho más robustos y mecanismos de recuperación de datos más eficientes.
La dificultad para auditar y rastrear las comunicaciones laborales es otro punto a considerar. A diferencia de las herramientas de correo electrónico o mensajería interna, WhatsApp no proporciona un registro detallado de las conversaciones, lo que dificulta la investigación de incidentes de seguridad y el cumplimiento de normativas.