Jarana

La historia del Rojo Pérez, del Pepino hasta Conan O'Brien

Un Rojo boricua junto al colora' de los programas late night. Todo en nombre de la comedia universal.

Rojo Pérez – puertorriqueño y comediante, en ese orden – estará esta noche en el show de Conan O’Brien. Claro, las cosas nunca fueron así de gufiás.

“Yo me acuerdo aquella primera vez que me trepé a una tarima y cogí un micrófono. Fue un desastre”, le dice entre risas a El Calce, a meras horas de grabar su intervención en el popular programa de TBS que administra el veterano comediante de raíces irlandesas.

“Yo estudié en Florida, en una universidad pequeña, llamada Florida Southern College. Estudié allá comunicaciones. El pana mío Jordan y yo siempre hacíamos videos, y escribíamos juntos. Entonces, el último semestre fui a un open mic de stand up, y, no te miento, me fue horrible. Horrible”, explicó sobre aquel primera aventura de hacer stand-up, “en un clubcito to’ chavao, en las afueras de Tampa, que se llamaba ’’”.

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“Me fue malísimo, malísimo. El pana mío se ganó 50 pesos y yo me comí la mierda. Ja, ja, ja. Del camino pa’ atrás, fue un viaje muy silencioso. Él no me quería decir na’ pa’ no hacerme sentir mal. Pero yo me dije: ’ño, esta no puede ser la única vez que lo hago’. Y seguí y seguí y seguí”, agregó Pérez, durante esta conversación de primicia con El Calce.

Era el verano de 2007. Rojo se acababa de graduar, había hecho un internado en un periódico de Tampa y se buscaba el peso haciendo freelance en los medios, pero “lo que me llamaba la atención era el standup”.

“Yo seguí en Florida, con mis panas. Nos metíamos donde quiera que hubiese un micrófono abierto. En los coffee shops, en los hookah bars, en los open mic de spoken word, donde fuese. Entonces, decidí mudarme a Nueva York”, recordó.

Allí los huevos se pusieron a $1.08875, pues el impuesto sobre ventas en La Gran Manzana es de 8.875%.

“Chacho, llegué con lo que pensé que era un set bien gracioso, pero vi que era una mierda. Veía gente haciendo 25 sets a la semana, yo hacía tres a la semana y decía: ’¡Coño, estoy matando!’. Y aquí, al principio, silencio. Volví a empezar de nuevo, con el mismo amor, desde abajo”, dijo.

Rojo – que es una versión más pequeña de Rogelio, “porque cuando llegué a la universidad, a to’ el mundo se le hacía difícil decirlo” – empezó a josear por lo suyo en los open mics del concurrido espacio The Creek and the Cave, en el área de Long Island City, en Queens. Luego de cuatro años comiendo brea. Se coló en festivales, se dio a conocer y en meses ya hacía sets de media hora dentro y fuera del circuito de la Ciudad de Nueva York.

Comenzaron a caer chivitos en Comedy Central y MTV. Desde hace unos años es comediante principal en distintas plazas y recientemente vivió el gozo de Los Ángeles, en el icónico Hollywood Improv Comedy Club.

“Allí fue que me vio el booker del show de Conan, JP Buck. Me dijo que alguien me había recomendado y que le enviara vídeo y audio”, resaltó.

Estuvieron como un año en esas, moldeando su set para cinco minutos en televisión. Hace seis meses el propio Conan O’ Brien dio la verde para que lo invitaran al show. El viernes pasado se presentaba en Kansas City y ahí lo llamó JP.

“Me pregunta: ’¿Cuándo puedes venir a hacer tu set en Los Ángeles?’. Yo le dije que en qué club quería que lo hiciera. Me dijo: ’ Warner Brothers’, men. Imagínate”, exhaló.

Hoy, a las 11:45 p.m., estará por la tele gringa. Es el despegue de su carrera, pero también es la culminación de una gran travesía para este joven de 30 años de edad que nació en Brooklyn y que se mudó a San Sebastián del Pepino cuando estaba en segundo grado.

“Mis papás vivieron en Nueva York, en búsqueda de lo que se piensa es el American Dream, trabajar hasta tener un dinerito para una casa”, profundizó, antes de explicar cuáles fueron sus primeras inspiraciones para el mundo de la comedia.

“En Puerto Rico, el Show de Raymond era algo que veía todos los martes. Me acuerdo de Maneco, del Gangster, de Bejuco… pero, mano, los especiales de John Leguizamo, el de Freak y el de Sexaholic; y luego el de George Lopez, que vi que era alguien que hablaba de su familia de una manera tan personal. Yo toco lo de la puertorriqueñidad, pero en realidad me enfoco mucho en las cosas cotidianas y random, en las cosas personales de todos los días de uno”, manifestó.

Con el spanglish en su sangre, Rojo se graduó del Liceo Aguadillano y arrancó a estudiar a Florida, como ya explicó. De ahí a Nueva York, luego a Los Ángeles, y ahora está con un cangri como Conan, otrora escritor de Saturday Night Live y The Simpsons. Eso sí, siempre le está echando el ojo a su pueblo.

“¿Ah, conoces a Chente?”, le dice a El Calce.

Bendito sea Dios.

“Sí, sí, llámale bromance. Ja, ja, ja. Chente ha bregao’ al cien. ¡Todavía estamos en la etapa del honeymoon!”, gozó, al contar sobre su panismo con el esbelto comediante puertorriqueño.

Corillo de comedia. Chente y Rojo son panas ya hace ratito. Hicieron guisos juntos en NYC en marzo pasado.

De hecho, Rojo recordó que fue telonero de Chente en el espectáculo que el señor Ydrach realizase en el Clemente Theater del loisaida, sector multicultural del East Village en Nueva York.

“Y también sé quien es Kiko Blade, no lo conozco, pero sé quién es”, añadió a su lista de próceres contemporáneos.

No se pierda a Rojo, orgullo pepiniano, esta noche, a las 11:45 por TBS. Y ríase de la vida, coño. Rojo lo hace y miren ya por dónde va.

 

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