PUBLICIDAD
En general, las grabaciones de una película son emocionantes, para algunos transeúntes, son motivo de sorpresa, para otros de inquietud, en fin, tantas serán las reacciones como personas exista, lo cierto es que ver algunas tomas de la saga rápidos y furiosos es todo un espectáculo. Así lo han descrito varios cubanos que por estos días han tenido la oportunidad de ver, aunque dispersos, avances del film en las calles de la Habana.
No todo es alegría
Los más afectados por el rodaje han sido los conductores, que tienen que transitar por vías alternativas ante el cierre de importantes calles de la ciudad y avenidas como el emblemático Malecón, convertido en insólita pista de carreras en una urbe donde no son habituales este tipo de sucesos.
“Esto ha sido lo nunca visto”, aseguró Yani, una trabajadora estatal para la que ha sido “una pesadilla” seguir las rutas habituales de ómnibus, que han sido “desviados todos por la película”.
“Es muy loco, hay mucha gente quejándose porque llega tarde al trabajo, a veces no avisan donde va a ser la filmación y cierran de momento, pero el cubano está adaptado a todo eso”, señala por su parte, Alain, un habanero que, junto a un grupo de jóvenes, se situó en una posición alta frente al Malecón para “ver si se puede ver algo”.
PUBLICIDAD
¿Por qué Cuba?
El rodaje de la octava parte de la exitosa Rápido y Furioso en el país caribeño tiene lugar nueve meses después del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos tras más de medio siglo de enemistad, situación que impidió que Hollywood llegara antes a la isla.
“Papa: Hemingway in Cuba”, un filme sobre la vida del escritor estadounidense, fue el primero que logró rodar en La Habana, durante unas seis semanas en 2014, pese al embargo estadounidense y gracias a la perseverancia de su director Bob Yari, quien negoció largamente con las autoridades estadounidenses y cubanas.
Ahora, en la Cuba del “deshielo” ya no es imposible encontrarse al famoso Vin Diesel, protagonista de Rápido y Furioso, paseando por La Habana a toda velocidad, ni descabellado decir que la isla, por su cercanía, su clima y técnicos altamente especializados, se convertirá en plató de elección para la industria del cine y la televisión de EU.
Esa es la esperanza de muchos cubanos, que esperan que en el futuro “estas grabaciones se traduzcan en empleos y traigan progreso”, afirma Alejandro, un cubano que prefiere mostrarse “optimista ante los cambios que se están dando en Cuba”.
El toque cubano
Por la isla caribeña, sin embargo, todavía ruedan automóviles del siglo pasado, y especialmente los conocidos “almendrones” o carros antiguos, en su mayoría estadounidenses de la década de 1950, símbolos del deprimido parque automotor del país y de la famosa “inventiva” de los cubanos para resolver problemas.
“En la película se usan almendrones porque es lo de nosotros, no podemos meter un Ferrari en el Malecón. Mucha gente molesta se pregunta que por qué almendrones, pero no tenemos desarrollo todavía para un carro moderno como otros países”, explica Alain, para quien “es natural” que se utilicen estos autos.