Si usted mira a Modesto Lacén, mientras viste el uniforme de los Piratas de Pittsburgh de inicios de la década del setenta y el número 21 en su espalda, es posible que crea que está viendo un fantasma.
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De hecho, eso pensaban los excompañeros de Clemente que lo vieron hace unos años en una actividad en el PNC Park de la ciudad donde Roberto Clemente construyó su leyenda deportiva. Decir que Clemente es una figura inmensa sería quedarse corto. Y eso Lacén lo supo desde que, en inicio por sí mismo, se dedicó a buscarle la vuelta al carácter de Clemente para poder interpretarlo.
’Momen’ se llamó aquel primer libreto de teatro que sirvió como la tesis de grado de bachillerato para Lacén en el Departamento de Drama de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Posterior a eso, participó en una obra de teatro que lo mantuvo viajando en Estados Unidos, principalmente en el noreste del país. Se titulaba ’DC-7’ y era una crónica de la vida de Clemente y los obstáculos que saltó antes de alcanzar el éxito previo a su trágica desaparición. Mientras, en ’3,000’, un cortometraje de Skip Font, Lacén también tuvo el honor de interpretar a quiénes muchos opinan que ha sido el deportista latinoamericano más grande de todos los tiempos.
Aún con todo el Clementaje impregnado en su ser, Modesto sigue aprendiendo. Lo que vive Estados Unidos actualmente con respecto a la lucha antirracista, el recrudecimiento de un racismo institucionalizado cada vez más visible y las disputas coloniales entre Borinquen y su colonizador solo ha hecho que el actor y padre de Nicanor sienta más que nunca a Clemente.
“¿Te imaginas todo lo que él pudiese haber hecho en estas cinco décadas que no lo hemos tenido? Pues ahora yo siento que lo tenemos más que nunca, así que nos toca a nosotros ser Clemente”, apuntó.
Mira la entrevista aquí: