Opinión

Homenaje a las veteranas del perreo

Homenaje a las veteranas del reggeaton
Homenaje a las veteranas del perreo

¡Sobrinitos! Macetaminofén, el mismo que prefiere tener pesadillas con Freddy Krueger antes que soñar con Milly Cangiano orinando eñangotá, otra vez regresa a El Calce para darles una clase de historia moderna. ¡La bendición a Tío y evítate un lío!

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Como ustedes saben, yo soy un respetado reggaetonólogo que por muchos años ha tocado diferentes temas del género urbano, y desde hace algún tiempo tengo una gran curiosidad: ¿qué será de la vida de las modelos que participaron en los videos de reggaetón? No, no me refiero a personas como Zuleyka Rivera -quien apareció en el tema “Despacito” calzando unas sandalias dos sizes más pequeñas- sino a las modelos pastizaleras como Lizmarie Quintana, que en más de una ocasión mostró el hilo del tampón en los videos de Héctor El Father.

Cuando el género comenzó a profesionalizarse en los videos musicales, se dejó atrás a los bailarines varones -que hasta entonces hacían torpes coreografías vestidos como si fueran a asaltar una panadería- y quienes eran como una lechuga mustia en el plato musical. El reggaetón se movió de las pistas de rap para darle el espacio a un ritmo más rápido, por lo que hacer movimientos como nenes jugando en el recreo no tenía sentido, y fue ahí que trajeron la pieza que le faltaba al género: mujeres en escasas ropas meneando las nalgas.

Quizás ahora puede ser normal el que una chica realice bailes y movimientos sensuales en un videoclip, pero en aquellos tiempos el reggaetón era la música de los cafres, por lo que este tipo de doncella urbana era considerada una “yale”. El término era despectivo, clasista y estaba asociado con mujeres de poca higiene vaginal que disfrutaban bailar descalzas y tenían como pasatiempo robarse los Kotex en las tiendas Capri y Pitusa.

De hecho, la Academia Fontecha hizo su agosto en esa década de los noventa, pues las madres de clase media enviaban a sus hijas a esa escuela de modelaje para evitar que las niñas aprendieran manías “yalísticas”. Para la sociedad era más aceptado que un hombre dijera que salió positivo al SIDA por tener sexo con un mono que confesar sus gustos por las yales, pues todos te tildarían de “puerco”.

Las yales tuvieron que enfrentar todo tipo de prejuicios, solamente porque disfrutaban moverse con la cadencia del ritmo clandestino, mientras hacían la pose de la gata en celo y mostraban su ropa interior por un bajo sueldo, y en algunas ocasiones hasta gratis. La década del dos mil abría una nueva puerta para que el reggaetón se convirtiera en un fenómeno mundial, así que con la entrada de más dinero, las producciones audiovisuales crecieron, olvidándose de realizar videos en puentes peatonales para hacer mejores tomas y hasta incluyendo historias.

El rol de la yal tomó otro giro, ya que ganaron más tiempo en los visuales. Tomemos el caso de “La rockera” de Wisin y Yandel, en donde la fémina no solo baila, sino que hizo una magistral actuación en la escena de las náuseas; al ser egresada del Instituto de Banca en el grado de cocina, también preparó los efectos del vómito con avena, y además tocó la guitarra eléctrica.

Las modelos de los videos de reggaetón dejaron de ser reclutadas en los caseríos y strip clubs, y los productores comenzaron a reclutar en el jangueo a las promotoras de cervezas. Hay que destacar que muchas de las modelos de esa época -acostumbradas a vender sus carnes sin cobrar ni un peso- también desfilaron por “El Bombón de ASÍ” del periódico Primera Hora, donde fueron la musa pajera de cientos de mecánicos que decoraban el taller con estos afiches.

Ya quedó atrás el gel, movimientos como “el beeper” o “el butterfly”, y el exceso de FDS para ocultar el olor del sudor en el panty por las horas de baile; ahora era el momento para que féminas medianamente bonitas fueran el interés romántico del cantante en la producción. Oficialmente, el género se estaba blanqueando la vara había subido.

El cambio en el vestuario de las chicas fue un factor clave, ya que si antes vestían de tiendas como Click, en la nueva etapa modelaban exquisitas piezas de Infinito y Charlotte Russe. La moda fue importantísima para poco a poco quitarle la naquería a un género; recordemos que de lucir mahones Bongo con chancletas, pasaron a mostrar la ropa que estaba pegá. Basta mencionar el video de “Cógela que va sin jockey” de Daddy Yankee para ver un referente de cómo vestían las nenas -desde las sandungueras hasta las recatadas- en el 2003. (325) cojela que va sin jockey - YouTube Algunas modelos de ese entonces casi tuvieron el mismo protagonismo que el cantante, y es aquí donde volvemos a mencionar al señor Ramón Ayala en “La gasolina”, donde la rubia de pelo rizo se quedó con el canto, al punto en que existieron rumores (Fuente: Pistoko en Twitter) en los que aseguraban que Mireddys -la verdadera big boss- la mandó a desaparecer al enterarse que estaba preñá de Diwai.

Un dato de este video es que la protagonista original de “La gasolina” iba a ser La Burbu, pero esta no pudo asistir a la grabación tras partirse una pata, luego de sufrir un accidente al caerse de un palo de mangós en el que estaba encaramá. Los directores de videos iban dejando su firma en la calidad de la producción; por ejemplo, Louis Martínez le ponía bastante empeño al ‘castear’ las modelos, mientras que El Flaco Figueroa hacía las audiciones afuera de las oficinas del WIC, hasta que llegó un Jesse Terrero para hacer cine con estas piezas visuales.

Si la memoria no me falla, quienes subieron la vara a la hora de buscar a las chicas más finas lo fueron Wisin y Yandel. “Los extraterrestres” son responsables de muchas cosas, entre ellas el decir disparates que se adentraron en el vocabulario popular, utilizar piezas de diseñador para elevar el nivel y traer a un gran público femenino al género, al punto que en sus conciertos la mayoría siempre fueron hembras. En los comienzos de la dupla, estos usaron modelos sacadas de ASSMCA, pero ya en “Sexy movimiento” era otra historia.

Con la evolución de ritmos, las modelos pasaron de ser pícaras girls next door a ser bailarinas de rasgos exóticos o actrices profesionales, e irónicamente dejaron de lucir como las mujeres de a pie, quienes ahora modelan el paquete colombiano, y que incluye nalgas desproporcionadas, abdominoplastía realizada sin estándares de seguridad y caja de dientes ultra blancos.

El reggaetón se convirtió en el nuevo pop, y como todo lo que se transforma para mantenerse relevante, es normal que se haya alejado de su esencia callejera y su pinta pueblerina para darle paso a una imagen más “flow Miami”. Ya no se ven chicas bailando descalzas frente a un mural de un bichote fallecido, ni hembras desfalcadas mirando seductoramente la cámara a la misma vez que meneaban las poquitas nalgas que Dios le regaló. En El Calce no olvidamos las raíces, así que estamos buscando a algunas de estas míticas mamíferas para saber qué sucedió con ellas, así que si conoces a una, taguéala en los comentarios abajo de este escrito porque queremos saber su historia.

A todas esas mujeres valerosas que aparecieron en los videos de reggaetón les ofrezco mi admiración, pues fueron ustedes las protectoras de la mejor danza boricua. Con valentía enfrentaron comentarios, ofensas y burlas solo por saber menear “el punani”. Estas guerreras del culeo dejaron su alma en cada baile para mantener un género musical vivo, que con sudor, erotismo y sandunga fueron el complemento perfecto de cantantes que luego se convertirían en leyendas.

Si el reggaetón es nuestro producto de mayor exportación, es justo que en el salón de la fama de este género también deben estar las hembras que fueron igual de bravas que el Regimiento 65 de Infantería. Mis respetos a todas esas veteranas del perreo.

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