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Carta a mi amigo Chayanne

El pasado sábado una foto de Chayanne bailando vals con su hija se hizo viral. Para nosotros los hombres promedio, fue un golpe letal a nuestra autoestima.

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Elmer Yajairo Figueroa Arce, ese cantante místico que erotizó a miles de chicas de Honduras, Perú y Lajas a lo largo de la década del noventa, aquel que usaba “los pantalones mágicos” (una prenda de vestir de la que se desprendía dejando al desnudo sus muslos pelúos, y que terminaba con unos ceñidos pantaloncitos putin negros), una vez más le ganó la batalla al varón boricua ordinario.

Para serles sincero, mi odio a Chayanne no es nuevo… y sé que muchos caballeros se identifican con ese sentimiento que te consume cuando ves un hombre más guapo y exitoso que tú. Cuando yo era niño, lo vi bailar con una silla, pero no era una coreografía normal (ni era como la del histérico de Wilkins en “Bella sin alma), sino que Elmer sencillamente hacía con la silla lo que los hombres normales no han hecho durante años con sus parejas: hacerlas sentir deseadas.

Yo creo que yo era muy chamaquito para entender ciertos conceptos, pero yo no dudo que esa silla tuvo un orgasmo cada vez que Chayanne la manoseaba. Aunque el talento de Chayanne como cantante es altamente cuestionable, el estúpido hizo de todo en su carrera: ganó premios, fue el acérrimo enemigo profesional de Ricky Martin, asesinó una canción de Franco de Vita sin remordimiento y salió en Playgirl modelando un bikini amarillo mientras anclaba su masculinidad en la arena.

                           Noten como Ricky le daba pasta y queso al debilucho de Chayanne en el arte de posar

En Puerto Rico, cuando un hombre es más atractivo físicamente que nosotros, es uso y costumbre esparcir rumores de que a ese caballero no le gustan las mujeres. Es así como Chayanne se nos adelantó al resto de los fofisanos, y luego de coleccionar ropa interior que sus fanáticas le arrojaban en todas las fiestas patronales donde se presentaba, Chayanne decidió casarse con Marilisa.

Para ese entonces, le cayeron chinches porque ella era venezolana, que por qué no escogió una puertorriqueña, que Dayanara Torres estaba soltera y hacían la pareja perfecta, que su esposa parecía que la había sacado de alguna barra de mala muerte en Santurce y mil cosas más, pero el bailarín sin voz era tan querido que lo perdonaron rápidamente.

Chayanne no ha pegado desde “Volver a nacer” en el 1996, pero por alguna razón se las arregla para seguir gustando en el target de mujeres 35-44 años y las doñitas con 45-54 otoños. Pero Chayanne no estaba conforme con ese público, y se las inventó para enamorar a un público más joven. Es así como este cantarín con mente macabra decidió que le tiraran una foto donde luce preciosísimo bailando con su hija quinceañera.

Yo rápidamente tuve que hacer un comentario en mi Facebook, que por alguna razón también se fue viral (seguramente somos muchos más los que odiamos en silencio a Chayanne) y tuve que aguantar la ira de miles de mujeres que darían todo por sentir tu mentón de acero en la espalda.

Chayanne, mi dolor de pecho no es porque luces como luciría el novio de ensueño de toda novia (o sea, llevaste a otro nivel la imagen perfecta de una mujer con su papá, no en una boda, sino en un fucking QUINCEAÑERO), es que humillaste al resto de los padres de diferentes generaciones. Este tipo no solo le metió al vals de la forma correcta (no la cafrería arrastrá que hace el 90% de la gente) sino que bailó la misma canción que hizo famosa cuando las treintonas de hoy aún no menstruaban.

O sea, ¿cómo nosotros vamos a superar eso? ¿Qué se supone que hagamos los demás papás cuando nuestras hijas tengan quince? Ya yo me imagino enfajao hasta el cuello, con las carnes blanditas amarrás y voy a parecer un pastel mal envuelto, y este truhán parece que lo sacaron de un cuento de Disney.

Según te digo una cosa, también te digo que aunque yo no he tenido miles de mujeres desmayándose por mí como te sucede a ti, sé que no hay mejores brazos que los de una hija sobre nuestros hombros. La mayoría de los papás no queremos las mujeres que aún te tiran panties, sino que también queremos tener una estampa tan bonita cuando nuestras bebas lleguen a esa edad… ah, y también queremos no tener pipa, eso es bien importante.

Chayanne, yo sé que no vas a leer esto, pero quiero que sepas que aunque no existe una palabra perfecta que describa este fuego que consume nuestra alma y que resumimos con “celos”, quiero que sepas que a quien de verdad fastidiaste fue a tus futuros yernos, porque no habrá nadie que pueda superarte, maldito.

Cada noche le rezaré a Papito Dios que por favor me quite la grasa a mí, y te la dé a ti que ya usted va pa&#39 50 años. Una última cosa: donde quiera que me pare diré que te odio con toda mis fuerzas, pero no es odio, es envidia.

PD: Mi hija Sofía es #TeamRickyMartin. Brega con esa.

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