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Sangre y más sangre... la carnicería que opacó a Pacquiao y a Bronner

Parecía Abdullah the Butcher contra Carlitos Colón en 1986.

Olvídate del campeonato que ganó Manny Pacquiao, de si vuelve a pelear con Floyd Mayweather, jr. y del llanto del forever llorón conocido como Adrien Bronner. La pelea que se robó el show ayer fue la de Badou Jack versus Marcus Browne.

La pelea preliminar del PPV encabezado por el llorón de Bronner y la leyenda Pacquiao resultó ser una guerra sin cuartel durante 12 sangrientos asaltos. Un cabezazo abrió la frente del sueco Jack, quien continuó peleando en su cruzada por ganar el título mundial semipesado. El árbitro Tony Weeks contempló detener el combate en varias ocasiones debido a la profundidad de la cortadura, pero nunca lo hizo. Al final, Browne, quien se vio dominante durante el combate, se alzó con la victoria por decisión unánime.

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Pacquiao ganó, Bronner lloró

Los médicos entendieron que no había razón para dejar de competir, y el corte se fue agravando a medida de que iban transcurriendo los rounds. El sueco finalizó la pelea bañado de sangre y con un profundo corte en lo que fue la pelea a la antesala del combate entre Manny Pacquiao y Adrien Broner, donde el filipino se impuso al estadounidense conquistando el título mundial de peso wélter.

Manny Pacquiao demostró el sábado que le queda mucho por pelear pese a haber cumplido ya 40 años.

Si su dominante triunfo sobre Adrien Broner propiciará la revancha ante Floyd Mayweather, sin embargo, es una cuestión pendiente.

Con Mayweather siguiendo el combate en el recinto, Pacquiao mostró destellos de su antigua velocidad en una victoria unánime a 12 asaltos sobre Broner para retener con facilidad su título de campeón del peso welter. Fue el 61er triunfo de la remarcable carrera del filipino, que ha ganado cinturones en ocho categorías distintas.

Y descartó cualquier idea de retirada tras 24 años como profesional.

“El viaje de Manny Pacquiao continuará”, dijo.

En su primera pelea tras cumplir 40 años, el senador de Filipinas se impuso en una decisión desequilibrada que nunca estuvo en duda ante un público que celebró cada uno de sus puñetazos. Aunque la decisión nunca estuvo en duda, Pacquiao presionó a medida que avanzaba la pelea en un intento fallido por lograr un nocaut.

Dos jueces favorecieron a Pacquiao con una puntuación de 116-112, mientras que un tercero le concedió un 117-111. Según el conteo de AP, fue un claro 120-108 para Pacquiao.

Pese a que no hubo nocauts, Pacquiao conectó los golpes más fuertes. En la séptima y la novena ronda sorprendió a Broner con grandes puñetazos de izquierdas que lo hicieron retroceder. Broner, por su parte, pasó la mayor parte de la noche esperando un gran movimiento que nunca llegó.

“A los 40 años todavía puedo dar lo mejor”, señaló Pacquiao. “Aunque quería ser más agresivo, mi equipo me dijo que no fuese descuidado, lo contrarrestase y esperase las oportunidades”.

Ambos boxeadores se mostraron cautos al final y la pelea se ralentizó en los dos últimos asaltos.

El filipino demostró que sigue teniendo la velocidad que impulsó su espectacular carrera. Además, mostró potencia pese a no poder derribar a su rival.

Pacquiao era el claro favorito de los 13.025 espectadores que se congregaron en el MGM Grand Arena para comprobar si al ahora púgil a tiempo parcial le seguía quedando boxeo en los guantes.

Pacquiao salió al ataque desde la campaña inicial, y tuvo que hacerlo porque Broner apenas lanzó golpes ocasionales en las primeras rondas. Pacquiao atacó a voluntad, ganando ronda tras ronda antes de que la pelea comenzó a calentarse en los asaltos centrales.

Broner, por su parte, peleó como si estuviese tratando de sobrevivir pese a tener 11 años menos que su rival. Recibió un sonoro abucheo cuando levantó los brazos en señal de victoria y saltó a las cuerdas en la esquina del cuadrilátero como si hubiera ganado.

“Le gané, todo el mundo sabe que le gané”, manifestó Broner. “Claramente gané las siete últimas rondas”.

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