Si eres millenial o Gen Z, la fecha del 3 de agosto de 1971 puede que sea desconocida para ti.
Hey, tranquilos, para mí lo fue hasta hace unos días, cuando un buen amigo me trae a la atención un suceso ocurrido en unos Juegos Panamericanos, a mi entender, un hecho poco reseñado: Amado Morales, legendario jabalinista puertorriqueño, ganó medalla de bronce y aprovechó el momento para llevar un mensaje en son de protesta.
Y, como yo soy un curioso y ‘estofón’ de la historia deportiva, tenía que buscar la mayor cantidad de información relacionada a este suceso histórico.
Mi primera llamada fue a un amigo, el cual se ha vuelto una referencia ambulante para mí. Gracias a él, logré contactar a Gabino Irizarry, quien por un tiempo trabajó y entrenó al gran Amado. Desde San Germán, atendió mi llamada de manera afable. Me describió a Amado cómo un atleta dedicado y disciplinado, y quien muchas veces fue marginado por sus posturas políticas, aunque, claro está, esos temas no se tocaban en los entrenamientos. Terminó diciéndome que siempre le ha tenido un “alto respeto como persona y como amigo”. Gracias a esa conversación con Gabino, pude ir construyendo una imagen del tipo de persona que es Amado Morales.
Ahora bien, dos días más tarde, recibí una llamada de un número no identificado. Desde el pueblo de San Sebastián, Amado Morales se identifica rápido, mostrando curiosidad de porqué quería hablar con él. Su voz cautivó toda mi atención y la conversación comenzó.
Amado entró al RUM como corredor de 800 metros, pero se percató que no daría el grado y decide entrar de lleno al evento de la jabalina. Con la ayuda del otrora jabalinista Jorge García, compitió en la LAI y en su primer año, con solo tres meses de entrenamiento, llegó segundo en su evento (hay veces que es difícil superar al maestro dicen). Y ese sería el comienzo de una extensa carrera como jabalinista, que lo llevaría a establecer records nacionales e internacionales, además de competir en Juegos Centroamericanos y del Caribe (campeón en el ’70 en Panamá y estableció una marca para la justa), Juegos Panamericanos y Olimpiadas, siempre representando con mucho orgullo el archipiélago de Borikén.
Antes de llegar al 3 de agosto del 1971, tenemos que tener en cuenta algunos hechos históricos del momento. Años antes, John Carlo y Tommie Smith levantarían el puño en son de protesta durante la premiación en las Olimpiadas del ’68. Amado se une a la Juventud Independentista Universitaria (JIU), presidida en ese momento por Elliot Castro, otro valuarte de la historia deportiva puertorriqueña. En PR, estaba la lucha por la salida de la Marina estadounidense de Culebra, el carpeteo en su apogeo y un movimiento independentista bien activo. Amado me comentó que por su activismo con el JIU, la universidad contrató un agente que lo perseguía, velando sus supuestos pasos “terroristas”. Tengo que destacar que Nuyorican Básquet compartió recientemente (27 de julio de 2020) una lista llamada Separatistas y subversivos. El nombre del Pepino es uno de los muchos que salen en la lista y que fueron carpeteados durante esa época.
Llega el 3 de agosto de 1971. Con 5’8” de estatura, pero una explosividad y fortaleza envidiable, Amado logra un tiro de 76.14 metros (cerca de 250’) en la final, conquistando el tercer lugar en los Juegos Panamericanos en Cali, Colombia. Estados Unidos se llevó el primer y segundo lugar. Finalizado el evento, los atletas esperarían aproximadamente una hora para la ceremonia, tiempo suficiente para que Amado pensara, analizara y tomara la decisión de hacer un acto de protesta.
Consultó a su amigo Enrique ‘Chino’ Vázquez y sin miedo alguno, sube al podio decidido a hacer un gesto que quedaría plasmado en la historia deportiva del continente. Mientras se escucha el Star-Spangled Banner de fondo, con su medalla de bronce colgada en el cuello, Amado levanta su puño izquierdo con firmeza, con la cabeza en alto, mirando hacia al frente, buscando llevar un mensaje en contra de las maniobras militares de la marina estadounidense en Culebra, en contra del coloniaje que vivía—y vive—el país, y por el derecho a la libertad de su tierra.
Camina fuera del estadio en Cali y un periodista colombiano detiene su paso, pues a pesar de Amado estar parado en el escalón más bajo del podio, pudo ver el puño izquierdo sobresalir por encima de los atletas norteamericanos—uno medía 6’6” y el otro 6’4”. Sería la única entrevista que le harían al pepiniano. Miembros de la federación de atletismo, junto a atletas, llevaron a cabo una reunión con la intención de votar para sancionar al jabalinista. De unas 25 personas presentes, hubo solo 2 votos—uno a favor y otro en contra. El voto en contra de la sanción fue de un atleta nacido y criado en los ‘niuyores’, irónicamante. Nula quedó esa votación. Amado siempre fue bien claro que la federación nunca le puso el pie luego de su protesta. Ya en casa, el COPUR decidió suspender de por vida a Amado, decisión que luego sería revocada.
Fue muy fácil visualizar cada palabra que Amado decía, pues explica con el mínimo de los detalles cada uno de sus actos. Y si no fuera suficente hablar con 2 leyendas del deporte puertorriqueño, pues le añado una conversación con el periodista Carlos Urriarte. ¿Se podrá poner mejor mi semana? Esta conversación fue importante pues Uriarte reseña el acto de Amado en el libro Puerto Rico en el Continente. Me comenta que aunque no hubo muchas expresiones de Amado en ese momento, fue una noticia que hizo ruido, con una muy buena cobertura. Carlos me dice un comentario que será un credo para mi trabajo: “no se puede ignorar la historia, hay que documentar todo para poder contarla mejor”.
Lo que comenzó con un dato que desconocía, se convirtió en un trabajo que me llevaría a conocer de primera mano al protagonista de la historia. Y así como Carlos Uriarte me dijo que Amado Morales no fue el primero ni el último —Abde, no me he olvidado de ti— son historias que en nuestro país apenas se tocan. Constantemente vemos en la TV, en canales con cuatro letras o menos, contar la historia de John Carlo y Tommie Smith, pero en Puerto Rico los Amado Morales pasan al olvido. Es por esto que nace este escrito. Si llegaste hasta esta oración, te doy las gracias por tu atención, pero te invito a seguir buscando historias de nuestros atletas, nuestros hacedores del deporte puertorriqueño, es necesario vernos en éstas.
El autor es maestro de educación física, entusiasta del deporte, preparador físico y aficionado de la historia deportiva. Hace dos años fundó el concepto multimedios Comunidad 21, dedicado a la historia del deporte.
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