Béisbol

Los jonrones contra el racismo de 'Cao' y Carlos Delgado

Padre e hijo se sentaron a dialogar sobre el tema y contar varias anécdotas.

Faltan apenas días para ir a verlo a Aguadilla, pero ahora mismo Carlos Juan Delgado Hernández, expelotero de Grandes Ligas con uno de los maderos más explosivos que ha visto el béisbol puertorriqueño, recuerda junto a su padre algunos momentos en los que sintió el racismo y la discriminación en el deporte.

“¿Te acuerdas de aquel policía, Carli? Deja contar eso. Una vez, cuando Carli tenia 12 ó 13 años de edad, la Liga Atlética Policiaca hacía un torneo a nivel nacional y a él le tocaba jugar en Aguadilla. Pero el policía de Aguadilla no lo dejó jugar y nuestro pana Cajigas, policía también, lo puso a jugar en Aguada”, dispara Carlos ’Cao’ Delgado Lasalle, dejando escapar una sonrisa que se convierte en carcajadas en cuestión de nada.

“Y yo, pues ahora uno es que se da cuenta. A esa edad no lo podía ver”, agrega Carlos.

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“Oye y se me zafa una risa porque lo que pasa es que nosotros puede que seamos agredidos, pero no somos víctimas. Ni a Carlos ni a ninguno de mis hijos se le ha enseñado ser víctima. Yo les enseño a ser parejeros. Que me digan parejero, que nos digan parejeros. Parejero es ser humanista, respetar, ver al otro y respetarlo. Si me dicen parejero, pues sí, soy parejero”, explicó ’Cao’, con la ceja metía.

Es junio de 2020, un momento álgido en la historia mundial que puede que muy bien defina cómo se lidiará con el asunto de raza de ahora en adelante. El asesinato de George Floyd, un hombre negro, a manos de un policía caucásico en Minneapolis mientras otros oficiales se hacían de la vista larga, ha desatado protestas alrededor del mundo y ha resaltado la necesidad de profundizar y problematizar aún más sobre este tema importante de convivencia.

“Esta es una situación difícil pero oportuna. Nos da la oportunidad de bregar como se supone, de dar información certera al respecto. La gente ve eso en Estados Unidos, pero aquí eso nunca ha parado. La única vez que tuvimos un respiro fue antes de los españoles. Desde que llegaron estamos sintiendo la opresión y la discriminación de dos imperios distintos”, expresó ’Cao’, exjugador del Baloncesto Superior Nacional con los Piratas de Quebradillas y los Leones de Ponce, y exapoderado y dirigente de los Tiburones de Aguadilla en el béisbol Doble A.

’Carli’, como le dice ’Cao’ a su retoño de Grandes Ligas, recuerda, por ejemplo, cuando a principios de los ’90 jugó en pueblos del sur y en el medio oeste de Estados Unidos, donde se sabe que el racismo quedó impregnado desde que se dio el último tiro de la Guerra Civil de Estados Unidos.

“Recuerdo jugar en la Southatlantic League, en 1991, y siempre estar pendiente a eso. Nunca tuve encontronazos como tal, más allá de lo que uno siente en los parques. También, en el 1993, en el Southern League, que es de Doble A, cuando nuestro home team era en Knoxville, Tennessee. Ibas a Memphis, a Nashville, a Huntsville o a Birmingham en Alabama. Y pues, igual, no tuve encontronazos. Oye, pero tan reciente como ayer yo me recordé de una anécdota de 1994. Estábamos en AAA y, contra, uno dice, ’esto nunca me va a pasar a mí’, pero me tocó. Fuimos a Toledo, en Ohio, a una serie de tres juegos, y el que tendía el clubhouse nos dice: ’cuando se acabe el juego váyanse pa’l hotel, que en Toledo hay un rally del Ku Klux Klan este fin de semana’. Y yo, ’anda pa’l…’. Porque una cosa es verlo en películas o en libros, y otra cosa es que te digan eso. Digo, yo nunca vi a nadie allí con la capucha blanca, pero tampoco iba a salir del hotel a averiguar”,  narró Carlos.

“Claro, cuando uno está en Grandes Ligas se ve eso menos. Pero también vemos lo que es el clasismo. No es lo mismo que al hotel lleguen los Blue Jays que llegue Juan del Pueblo. Todo eso lo tenía en la cabeza, desde muchas perspectivas”, agregó, recordando que sí ha sentido “cuando por ejemplo, uno iba a una tienda o a un restaurant, y no atendían a uno como a los otros, o simplemente te atendían mal”.

Esa anécdota de Carlos, de cómo los tentáculos del racismo se mueven con vestigios de terror mediante el símbolo del Ku Klux Klan, es interrumpida de inmediato por ’Cao’, quien recordó las historias que hacía Víctor Pellot-Power, “que lo mandaban a dormir en funerarias”, o lo que vivió el propio tío de Carlos, Ricardo Delgado, exlanzador de la selección nacional.

“Mi hermano Ricardo estuvo en el béisbol organizado durante esa época de la segregación. Por eso es que Boog Powell es mi jugador favorito, porque le conseguía comida a mi hermano y lo ayudaba, porque jugaban juntos”, dijo ’Cao’ sobre el otrora robusto astro caucásico de los Orioles de Baltimore en la década de los sesenta.

Para Carlos, el racismo, además de ser sistemático, debe verse en el béisbol con otra lupa, pues también hay que problematizar sobre la negritud entre los propios jugadores latinos.

“Latinoamérica necesita mirar eso”, expresó.

Entonces, se tocó aquel momento de 2004, muuuucho antes de que Colin Kaepernick se arrodillase durante el Star Spangled Banner, cuando Carlos se metió al camerino mientras tocaban America the Beautiful, en protesta por la guerra en Irak y, más que todo, por el abuso de la Marina de Guerra en Vieques.

“Se puso heavy la cosa, porque donde quiera que iba me abucheaban. ¡Chacho, con Nueva York nada más! Pero mira, uno se queda enfocado y sigue”, indicó

“Fue un issue más político que nada, estaba opuesto a la guerra y, pues, todos saben de mi activismo en Vieques. Mi manera de protestar era quedarme en el dugout. Hay varias razones para protestar y esa era la mía. Y esa era mi forma. ¿Qué si di palos? ¡Pues, mijo, ahí era que me lo gozaba más”, apuntó sobre ese año en el que también superó los 30 jonrones.

Oye, pero Carlos no fue el primero en meterse al camerino cuando se tocaba alguna canción que aludiese al gran poder imperial de los Estados Unidos. Durante su tiempo como dirigente con los Tiburones, ’Cao’ se metió al camerino cuando ponían el himno de Estados Unidos antes del juego. Eso sacó por el techo a Osvaldo Gil, presidente de la Federación de Béisbol de Puerto Rico que le exigió al apoderado de Aguadilla, Israel Roldán, un amigo de la infancia de ’Cao’, despedirlo del puesto de dirigente.

“Y fuimos al tribunal. Israel, mi abogado, yo y entonces vino Juan Mari Bras, que quería también defenderme. Ese caso lo archivaron y quedamos en que cuando sonase el himno yo me iba a ir pa’ dentro, que era lo mismo que había hecho en el principio”, resaltó.

Para Carlos, quizá el precio de aquel acto de conciencia lo pagó recientemente cuando no recibió los votos que se requieren para mantenerse en la pelea para entrar al Salón de la Fama. Es posible que Delgado sea elegible por el Comité de la Nueva Era, que reúne a peloteros veteranos y a periodistas. Sus números, a pesar de haber competido en una generación de caballos ofensivos, está ahí, más allá de la línea que ya sabemos: 473 HR, .280, 1512 RBI. Por ejemplo, entre 1997 y 2006, Delgado bateó .287 y promedió 37 jonrones, 38 dobles, 97 anotadas y 116 empujadas con .969 de OPS y ..571 de slugging. Ningún pelotero puertorriqueño ha tenido una combinación más alta de esos números en 10 años. Ningún pelotero boricua desde Clemente -quizás ahora Yadi- tampoco ha sido tan consecuente con la defensa de su patria.

“Y si me toca lo hago de nuevo. Tú puedes ser atleta, periodista, artista, músico, médico, ingeniero, pero eso no te exime de ser ciudadano”, manifestó.

Así siguió esta charla, con anécdotas sobre las propias luchas antirracistas de estos dos pilares deportivos de Borinquen, la cual usté puede ver en las redes sociales de Metro y El Calce.

“Por ahora, la misión es seguir educando y educándonos. Yo por ejemplo, uso las redes sociales y sigo pa’ lante. Y a mi hijo le digo que lo quiero mucho y que él sabe lo que tenemos que hacer”, sonrió ’Cao’.

“Yo a papi lo trato de cuidar de Facebook, ja, ja, ja. Yo puede que difiera con él en una que otra cosa, pero, mira todo se lo debo a ellos, mis padres, especialmente la formación que tengo de carácter. Al racismo hay que enfrentarlo y le doy gracias por enseñarme eso temprano. Gracias, papi, te amo. Voy pa’ allá el domingo con los nenes y to’ el combo, prepárate”, finiquitó.

“Aquí estamos”, rió ’Cao’, antes de que acabe la conversación. Realmente, la lucha antirracista de estos dos Delgados ha sido bastante gruesa.

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