José Juan Barea estaba en medio de la práctica de los Mavericks de Dallas cuando sintió que tenía que detenerla.
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“Allí mismo la paré y dije algo sobre el cuadro, que tiene que jugar igual de duro que cuando estamos en el juego”, le dijo ‘J.J.’ a El Calce vía telefónica desde Dallas.
“Siempre digo mis cositas. Bueno, no siempre, porque a veces quiero decir algo y me quedo callao’. Imagínate, uno no puede estar de jugador diciendo todo lo que piensa, pero, pues, por la experiencia y por cómo uno se ha desarrollado en la cancha los otros muchachos me escuchan”, apuntó.
Cuando Barea hace cosas como parar la práctica, el coach Rick Carlisle ni pestañe. De hecho a él le entusiasma cuando ‘J.J.’ hace algo así. Hasta Donnie Nelson, gerente general de los Mavs, y Mark Cuban, dueño del equipo, estimulan este comportamiento del coquí mayagüezano.
“Sí, con el coach Carlisle ya tengo una gran relación de años. Él me ha dado luz verde para que manifestarme sobre cosas técnicas, para decir lo que yo quiera. ¡Donnie Nelson cuando me ve me dice ‘coach’, ja, ja, ja! Yo creo que para mí, en esto de pensar como coach lo más importante es seguir cogiendo experiencia y ayudar en lo más que pueda a todo el mundo”, expresó.
Aunque sabe que todavía le queda mucho baloncesto por jugar, Barea, de 34 años de edad, no niega que ser el primer boricua en dirigir en la NBA es algo que “me ha pasado por la mente”.
“Esto acá es un nivel bien alto para ‘coachear’, pero sí, me gustaría tener la oportunidad. Cuando pare de jugar quiero ser el Alex Cora de la NBA”, puntualizó.
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De Cora ya Barea parece estar aprendiendo muchas cosas. Claro, para poner en práctica lo que hasta ahora ha visto deberá pasar bastante tiempo. En este momento, Barea se encuentra al igual que el resto del pueblo de Puerto Rico: con el pecho inflao’ por la gesta que logró el cagüeño, aún anodadado pero contento y pico.
“Es espectacular lo que él ha hecho. Lo que he escuchado de los ‘coaches’ de acá [NBA] sobre él, sobre lo que él ha logrado, desde el punto técnico del deporte, es algo muy grande y digno de admirar, acá lo dicen todo el tiempo”, articuló Barea.
“Por ejemplo, hay un doctor que trabajó con él en la pelota y te cuenta como Cora se gana la gente, con su forma de ser”, explicó.
“También, con lo que ha hecho para Puerto Rico, pues creo que abrió muchas puertas para los coaches en todos los deportes. Pa’ los boricuas, pa’ los latinos que quieran ser coaches… él abrió tantas puerta”, subrayó Barea.
Las 3,000 de Barea, un número mágico
Una conversación con José Juan Barea en estos momentos no puede suceder sin mencionar su gran gesta de las pasada semana. Y es que con sus seis asistencias repartidas el pasado viernes en un triunfo de los Mavs ante los Knicks de Nueva York, Barea superó la cifra de las 3,000, un número icónico en el deporte puertorriqueño.
“Es un número bien especial. Imagínate, uno piensa en 3,000 y piensa rápido en los hits Clemente”, señaló.
Pero en esta ocasión no es algo de béisbol. El logro de Barea es un hito entre los baloncelistas latinoamericanos en jugar en la NBA. El argentino Manu Ginóbili, quien recién se retiró, es el líder con 4,001, por lo que Barea tiene oportunidad de intentar alcanzarlo.
“Creo que esto se trata a la forma en que he mejorado en el conocimiento de juego, en todo lo que es el sentido del juego”, acotó.
“Cuando yo empecé yo era más ofensivo, todo era intentar penetrar, anotar. Pero ya mi juego en los últimos años creo que ha evolucionado. En la NCAA yo siempre estaba repartendo asistencias, tampoco es algo que fue nuevo, si no que así es que salieron las cosas”, resaltó el también capitán de la selección nacional de baloncesto.
No obstante, recordó que, distinto al inicio de su carrera en la NBA, “se ha notado la mejoría en mi juego desde que empecé a leer bien el pick and roll mejor para hacer un buen pase, para ver un compañero anotar”.
“Esto me hace mejor jugador”, agregó.