GUAYNABO — Félix Pagán Pintor lleva más de 45 años en el boxeo. Ha trabajado en más de 60 peleas de campeonato mundial, con legendarios boxeadores de la talla de Wilfredo Gómez, Héctor “el Macho” Camacho, Paul Williams, Carlos Santos, Iván Calderón y otros grandes. Está de salida en el gimnasio que lleva su nombre en Guaynabo, pero cuando El Calce le pregunta por qué Puerto Rico no tiene los campeones mundiales que tuvo en el pasado, el viejo Pagán Pintor para la marcha, suelta sus cosas y se pone como nene chiquito cuando empiezan los muñequitos.
“Esa es una pregunta bien dura. Considero que no hay muchos campeones mundiales, primero que nada, porque no hay muchos boxeadores como antes y porque hoy en día los atletas piensan mucho en el dinero. Eso es bueno, que lo piensen, pero hay que añorar la reputación. Quieren ganar buen dinero, pero a la misma vez, cuando empiezan a ganar, cometen errores. En términos económicos, no mantienen su mente bien”, asegura.
Pagán Pintor acaba de terminar una sesión de entrenamiento con el invicto Jean Carlos “el Lobo” Torres, quien en dieciocho combates ha puesto a dormir a catorce atrevidos que se pusieron los guantes con él. “El Lobo”, de 29 años, sube al ring este viernes en la cartelera que tendrá lugar en la Cancha Manuel Zayas Montañez, en Trujillo Alto. Tiene hambre de campeonato y su caso le da tela para cortar al viejo Pagán Pintor.
“Considero también que hacen falta buenos entrenadores. Ahora se enfocan más en lo que pueden ganar como entrenador, que en el añoramiento del boxeador. Cuando tú tienes un atleta, es como un hijo tuyo, como si fuera parte de la familia. Y a ese atleta hay que llevarlo como debe ser, bien consciente de lo que uno está haciendo para el futuro de ese muchacho. Es una pregunta bien dura”, continúa.
“Cuando yo me refiero a familia, hablo de todo lo que se le puede decir que sea bueno para su futuro, cómo se le va a llevar, con quién debe estar, con quién debe conversar, las amistades con las que se junta… Es como un hijo, y ese es el añoramiento familiar que se ha perdido en el boxeo puertorriqueño”, advierte.
En el 2018 Puerto Rico llegó a tener cinco campeones mundiales en el boxeo. Jesús Rojas era el campeón pluma de la AMB, Alberto Machado tenía la corona súper pluma de la AMB, Emmanuel “Manny” Rodríguez era el campeón gallo de la FIB, José Pedraza el monarca ligero de la OMB y Angel “Tito” Acosta reinaba en las 108 libras de la OMB. Hoy, ninguno de ellos es campeón.
“Muchas amistades buenas que en realidad son malas. ¿Por qué? Porque no permiten que el boxeador valore su carrera. Está chévere cuando todo el mundo es amigo de uno, pero hay que pensar cómo uno debe llevar eso y a quién aceptar, porque uno es el responsable de su futuro”, asegura el veterano, no porque haya sido el caso de los últimos campeones boricuas, sino porque ha sido la constante a través de sus años en el negocio.
Oyendo a Pagán Pintor uno se pregunta qué significaba el boxeo para él antes de conocer lo que sabe hoy. Y el hombre responde con el contragolpe de la basta experiencia, combinando con conciencia y pegando duro con la realidad. Sus palabras son un verdadero gancho al mentón.
“En aquellos tiempos había que pelear. Con el respeto que se merecen estos boxeadores de ahora, en aquellos tiempos había que pelear de verdad. Tú no pensabas en lo que te ibas a ganar peleando, porque lo que había era una miseria”.
¿Cómo piensa un entrenador de ahora?
Lo bueno de caer a la lona en una conversación de boxeo con Pagán Pintor en el gimnasio que lleva su nombre, es que Iván Calderón también está entrenando a sus pupilos aquí. ¿Cómo piensa un entrenador de ahora que también fue campeón mundial? El Iron Boy sigue igualito.
“De que hay prospectos, los hay. De que ellos tengan el hambre de llegar a donde pueden llegar, esa es el área en la que hay que bregar psicológicamente”, dice, con la misma agilidad que lo hacía brillar en el ensogado.
“Para los tiempos míos, de Miguel Cotto, había talento y había hambre. Hoy en día los muchachos ya no están con la mentalidad que tuvimos nosotros. Hoy todo se trata de cuánto hay (económicamente), no de “quiero hacerme campeón mundial”. Y eso es lo que quiero trabajarle en la mente a los muchachos”, sigue combinando bien Calderón.
Y es que para el entrenador de Jeyvier Cintrón, el boxeo ha cambiado tanto, que vale más el negocio que el hambre de ser campeón mundial. Habla de los tiempos de Gómez, de los tiempos en los que se peleaba hasta de gratis, porque lo que importaba era coronarse.
“Yo sé que todo el mundo quiere el dinero, pero hay que trabajar para eso. Hay que demostrar que lo que se quiere es real. Esto no es solamente peleé, gané dinero, no me importa contra quién sea y no me dejo llevar por los promotores… Yo digo: “déjate llevar”. Si se dejan llevar, te garantizo que aquí, en Puerto Rico, tendremos muchos campeones mundiales nuevamente”, puntualiza.
Es cuestión de tiempo
Actualmente, hay un solo campeón mundial puertorriqueño, en la figura de Wilfredo “Bimbito” Méndez (16-1, 6KOs), monarca minimosca de la OMB. De acuerdo con el vicepresidente de Puerto Rico Best Boxing (PRBB), Peter Rivera, es cuestión de tiempo para que nuevas figuras suban a la cima del boxeo nacional.
“Siempre hay talento. Nosotros en este plan, de darle oportunidad a boxeadores que no necesariamente viven en Puerto Rico pero que son boricuas, buscamos que vayan creando su base de fanáticos en la isla. Hay que buscar crear grandes eventos. [El boxeo] sigue siendo uno de los deportes que más gusta en el país. Somos el tercer país con más campeones mundiales en la historia y hemos tenido campeones en todos los pesos. O sea, el deporte sigue siendo parte de nuestra cultura”, explica, dejando claro que en la medida que se hagan grandes eventos en la isla, volverá la fiebre de los campeones boricuas.
Mientras tanto, el viejo Pagán Pintor se pone a ver al prospecto de 17 años, Xander Zayas, que está en el ring del gimnasio realizando un entrenamiento para la prensa. Se queda unos minutitos más y dice que el muchacho tiene buen jab. Se hace el conservador el viejo. Pero la verdad es que él ha visto mucho. Es indiscutible.
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