Lo primero que hay que entender cuando se habla de deporte infantil es que es un sistema de formación. Esto no es NBA ni tampoco las Grandes Ligas. Por el contrario, aquí es que comienza a transformarse la experiencia deportiva de los más pequeños.
“El deporte infantil y juvenil es un sistema. Es la experiencia deportiva en la que el niño, el entrenador y el rol como padre, madre, mentor o mentora, serán fundamentales en igual grado, pero con distintos roles. El padre, madre, mentor o mentora, tiene que saber que su rol es el apoyo, el modelaje de una conducta moderada y ayudar al niño o a las niña en su desarrollo del balance en sus actividades”, aseguró el especialista en psicología deportiva, Fernando Aybar.
La noción de ver en los chamaquitos una oportunidad de hacer negocio y saciar deseos de competencia, es una realidad lamentable que, como sociedad, hay que superar. Así lo entiende el profesor del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.
“Siempre ha habido una preocupación por los aspectos psicológicos, sociales, cognitivos, afectivos y emocionales de los niños que participan en el deporte. Ese ha sido uno de los principales intereses y de ahí que se le atribuya tanto valor a esa práctica. Sin embargo, en los últimos años hemos visto el crecimiento de diferentes ligas, clubes e inclusive equipos en diferentes escuelas donde el énfasis se pone más en el rendimiento y el resultado, en lugar de ponerlo en el desarrollo integral del participante. Eso tenemos que reflexionarlo”, indicó.
Aybar señaló que si bien la cultura deportiva en las categorías infantiles atiende lo técnico y lo táctico, queda lo más importante: lo humano.
“Desatienden otros aspectos, porque entienden que se dan de forma automática en el proceso. El nene juega con el balón y hace las jugadas y los driles que se le dan. Entonces, se piensa que por eso van a desarrollar disciplina, autoestima, carácter, etcétera. La idea es que estas áreas sean tratadas con la misma dedicación y planificación que lo físico, lo técnico y lo táctico”, sostuvo.
Según el profesor, descuidar el aspecto psicológico y emocional a través de la presión que se le impone al niño en las categorías menores puede afectar grandemente su formación.
“En ese sentido, hace falta una planificación y una concentración en el desarrollo de esos elementos fundamentales en la formación del niño. La mayoría de los niños llegan al deporte por un interés inicial fundamentado en la diversión. Ellos piensan que a través del juego se van a divertir. Lo ideal es que mientras el niño se divierte, se forme en el aspecto social”, sentenció.