Béisbol

De Canales a La Romana... Lino y su campeonil caravana caribeña

Tití Beníquez y Terín Pizarro. Lino Rivera, Canales, La Romana. Don Macho y Doña Cuca. Y Lubrock, por supuesto.

“…Ha’ta los demagogos me dan follow

¿Tú quiere’ que te mate a tiro’ o que te mate a palo’?…”

“…La calle está en fuego, cuida’o no te queme’
To’s quieren ser yo, quieren mi ADN…”

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– ’La Romana’, El Alfa & Bad Bunny  

En esta mañana de domingo en La Romana hay un boricua que casi no puede caminar por ahí. La gente no lo deja.

“Llegamos ayer (sábado), hubo una pequeña caravana y en la tarde de hoy (ayer) habrá otra masiva. Esto ha sido… Wow…”, le dice a El Calce el dirigente de los flamantes campeones del Caribe, Lino Rivera.

No pasa ni un minuto desde que comienza la conversación con el estelar manager de los dominicanos Toros del Este cuando el propio Rivera pide una pequeña pausa.

“‘Sí, gracias, gracias. ¿Una foto? Claro que sí, claro que sí, venga’”, se escucha por el auricular antes de retomar la charla.

“Esto ha sido así todo el tiempo”, destaca Rivera, quien con un triunfo, 9-3, sobre los venezolanos Cardenales de Lara el pasado viernes en el estadio Hiram Bithorn alcanzó finalmente el cetro que lo consagra como el mejor dirigente de la siempre fogosa pelota caribeña.

 

 

Sin duda, ha sido un concreto oleaje de romo el que debe aún surfear el apaciguado Rivera en La Romana, pues las botellas aún se descorchan por el gesto alcanzado por los Toros: “me dicen que ya soy otro hijo de aquí, que ya La Romana me adoptó”. En lo abstracto, sin embargo, Rivera se remonta a los tiempos del Lino aquel que “a los siete, ocho años” salió del residencial Nemesio Canales, frente al Bithorn, hacia Santiago Iglesias para desarrollarse como jugador bajo la tutela de don Cristóbal ’Macho’ Verdejo y en el ojo querendón de doña Cuca Jiménez.

“’Chacho’, por allá por donde ’Macho’ Verdejo, en Santiago Iglesias pasaron un chorro de chamacos que buscábamos que el béisbol nos ayudara a salir hacia adelante”, recuerda repentinamente Rivera, de 54 años de edad.

“Por allí pasó Edgar Clemente, que jugó Grandes Ligas, Gil Martínez, pelotero y hombre de béisbol que ahora es gerente general de los Gigantes de Carolina… brother, hasta Daddy Yankee, que muchos saben que ha jugado béisbol, hasta de Daddy Yankee fue Verdejo dirigente”, resalta, agregando a doña ’Cuca’ y al ya fenecido don ’Macho’ a la dedicatoria campeonil que ya incluye al pueblo de la Romana, a los fans de los Toros y a la memoria de su difunto padre.

Rivera recordó también que, aunque se fue de Canales a Santiago Iglesias, el caserío siempre permanece en él, pues “todavía tengo familia allí, tengo cuatro tíos allí”.

“Yo nunca he dejado de ir a Canales. Y de pequeño siempre fui fanático de los Cangrejeros. Me colaba en el Bithorn a ver a mis jugadores favoritos como Ismael Oquendo y Tití Beníquez, y recuerdo también con mucho cariño cuando jugué allí, que el gran Terín Pizarro, que era mi coach. Por eso es que ganar la Serie del Caribe tiene tanto significado para mí”, acotó el exlanzador, quien dice también recordar al legendario bat boy Lou Brock desde que tiene uso de razón.

En el corazón de Rivera está República Dominicana al lado de Puerto Rico. Si bien es cierto que Rivera ganó la Serie del Caribe al mando de los Toros del Este, esta era su quinto turno al bate para lograr tal faena. Ya había ido al clásico invernal caribeño al mando de los Gigantes de Carolina en 2006 y en 2007, mientras que con los Criollos de Caguas estuvo en la Serie del Caribe de 2010 y con las Águilas Cibaeñas cayó en la final que los Criollos ganaron en 2017.

“Pero, mira, también yo tengo que siempre mencionar a México”, expresó el dirigente del año 2007 en la Liga Mexicana de Béisbol de verano con los Leones  la Liga Mexicana de Béisbol de verano.

“Yo me siento que soy de todo el béisbol del Caribe”, agregó desde algún lugar en Casa Campo, La Romana.

“Uno no sabe lo que venga en el futuro, pero todo esto lo he sentido como el punto más grande de mi carrera como dirigente. No sé qué venga en el futuro. Gané con Dominicana en Puerto Rico y allí mismo muchos fanáticos me decían que estaban tranquilos, porque era yo el que estaba frente al equipo. Deportivamente, este el ’feeling’ más bonito que yo he experimentado”, articuló, antes de volver a pausar.

“Sí, sí, ¿una foto? ¡Pues claro!…”, se escucha decir a Lino antes de una despedida abrupta pero gozosa.

No bulto. La caravana caribeña de Lino ya es campeona pero no se detiene.

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