Wesley A. Ortiz de Jesús, un joven de 15 años, “se tornó agresivo”.
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Esa es una de las explicaciones que ofrece la Policía de Puerto Rico para que un agente le disparara 4 tiros por la espalda. Según vecinos del residencial en Humacao donde el adolescente murió en el acto ayer miércoles, el arma que alegadamente tenía el joven se había caído al piso.
“Lo pueden coger vivo, someterle caso por el arma, por lo que sea pero no, sin piedad ninguna, le dieron cuatro tiros por la espalda”, dijo uno de los vecinos a Wapa TV.
También, Guillermo Romero, otro agente de la Policía asesinó a Giovanni Rivera Reyes en una situación aún muy confusa en Utuado. La Policía dice que el joven estaba realizando un carjacking mientras que los medios dicen que le quitó el carro a una vecina. Nadie ha podido indicar que el joven estuviera armado.
Dos días antes, en Arecibo, Edgardo Torres Gómez, un guardia de Corrección también “se puso agresivo”. El agente José López Sánchez, adscrito al cuartel de Vega Baja, le disparó y lo mató.
El problema es que “tornarse agresivo” no es razón para que el Estado mate a la gente. Ante una escena tensa, la primera responsabilidad de un policía es mitigar la tensión con estrategias no violentas.
También está el caso de un joven con epilepsia, que murió a manos de la Policía en Jayuya, el que se explica en el video a continuación:
Si es estrictamente necesario utilizar la fuerza, está obligado a hacerlo de forma:
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1. Razonable
2. Proporcional a la fuerza que esté ejerciendo la persona intervenida
3. Escalonada
Igualmente, todo uso de fuerza de la Policía también tiene que seguir el principio de “cese de resistencia, cese de fuerza”.
En lo que va de este año, la Policía de Puerto Rico ya ha matado, al menos, a 7 varones:
- 2 de ellos menores de edad (15 y 17 años)*
- 1 tenía 21 años y NO estaba armado**
- 1 era un paciente de epilepsia crónica y tenía una crisis emocional.
La Uniformada está matando a nuestros hijos porque se “ponen agresivos”, por estar enfermos (física o emocionalmente); por ser jóvenes, negros y sin recursos económicos o sociales. Les disparan, los matan y después averiguan si la víctima estaba o no armada, si realmente tenía intención y posibilidad de ocasionarle daño letal.
EL TRABAJO DE LA POLICÍA NO ES MATARNOS. Tampoco castigarnos. Su rol es velar por la seguridad. Si se comete un delito, su responsabilidad es arrestar a la persona contra la que existan motivos fundados para ello y encausar un proceso criminal para la rendición de cuentas de ese ciudadano.
Pueden haber casos excepcionales en los que haya una amenaza real a la vida y un policía se vea obligado a protegerla, utilizando fuerza letal contra una persona. Sin embargo, hay que analizar los datos para identificar y denunciar un problema sistémico que persiste dentro de la Uniformada. La propia documentación de la Policía que hemos analizado nos indica que, entre 2014 y 2018, de 25 ciudadanos que murieron por uso de fuerza de la Policía, 18 estaban desarmados. ¿Cómo entonces se justifica toda esa fuerza letal?
Que un agente del Estado asesine a un ser humano sin adherirse a las leyes y a las políticas de uso de fuerza NO es defensa propia. Es ejecución extrajudicial. Si asesina a alguien utilizando fuerza excesiva, irrazonable o desproporcionada, se supone que sea procesado criminalmente. ¿Por qué esto no ocurre?
Exigimos:
- Que se presenten cargos criminales a los agentes que abusan de la fuerza y violan los protocolos legales.
- Rendición de cuentas
- Transparencia en la información
- Procesos rigurosos de supervisión del uso de fuerza en la Policía de Puerto Rico
¡EL TRABAJO DE LA POLICÍA NO ES MATARNOS!
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