Contexto

Sostiene el EPB-Macheteros que ha cumplido con Filiberto Ojeda Ríos a diez años de su asesinato

En víspera del décimo aniversario del asesinato del comandante guerrillero Filiberto Ojeda Ríos por agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), el Ejército Popular Boricua (EPB-Macheteros) afirmó que ha mantenido la continuidad, tal como eran sus deseos.

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Al ofrecer detalles inéditos del último año de clandestinidad, el EPB-Macheteros reveló que, al saberse cercado por el FBI en la tarde del 23 de septiembre de 2005, una de las principales preocupaciones de Ojeda Ríos era que se pusieran en vigor “los planes que por mucho tiempo se habían elaborado para evitar la destrucción de la organización”.

“A las 4:15 PM de ese 23 de septiembre de 2005, recibimos una llamada desesperada que nos advertía: Ya están aquí, están disparando, llamen a la prensa”, indica un comunicado recibido por la agencia Inter News Service (INS) fechado el pasado domingo “desde algún lugar del corazón de la patria” por el Comandante Guasábara, a nombre del Estado Mayor Nacional del EPB-Macheteros.

La muerte del Responsable General del EPB-Macheteros, a los 72 años de edad, se produjo luego de que unas horas antes se escuchara un mensaje suyo grabado en la Plaza de la Revolución con motivo de la conmemoración del 137 aniversario del Grito de Lares, en ese montañoso municipio.

Un contingente de unos 300 agentes de las fuerzas especiales del FBI llegado sigilosamente de Estados Unidos unos días antes, se encargó de cercar al escurridizo dirigente izquierdista, que llevaba 15 años en la clandestinidad, para darle muerte en la residencia donde se ocultaba en el sector Plan Bonito en el occidental municipio de Hormigueros.

“Ese día el imperio intentó acabar con la lucha por la independencia en Puerto Rico, acallando la voz del comandante del Ejército Popular Boricua-Macheteros, Filiberto Ojeda Ríos”, se establece en la declaración recibida por la agencia INS.

El EPB-Macheteros sostiene que Ojeda Ríos fue “durante el último tercio del siglo XX y la primera década del XXI, el más elocuente y comprometido representante del reclamo y defensa del derecho inalienable de nuestro pueblo a su independencia y soberanía; el derecho a escoger el tipo de gobierno que nos convenga y que traiga libertad y justicia social y nos permita aportar y ser parte de nuestra región del mundo”.

La dirección de la agrupación clandestina, alertada por Ojeda Ríos de su situación de cerco por el FBI, procedió a cumplir con sus instrucciones, que incluyeron “proteger información e identidades que de caer en manos enemigas hubiera causado daños irreparables”.

“Durante casi un año se había hecho evidente para el Comandante que el cerco se cerraba. Confidencias llegaban de que habían visto agentes merodeando cerca de compañeros y compañeras. Helicópteros volaban sobre espacios cercanos a gente querida, que aunque no se relacionaban con el Comandante, eran vigilados por si acaso”, según el comunicado.

En ese periodo la información no cesaba de llegar, por lo que hubo reuniones para discutir informes y para delinear las medidas de precaución que debíamos tomar, en tanto que Ojeda Ríos “permanecía tranquilo”.

“Con su palabra calmada y clara que nos llegaba al alma, siempre recalcaba la necesidad de la continuidad de la Organización”, se indicó.

Ojeda Ríos decía a sus camaradas que “siempre habrá Macheteros, hasta la República y después”, convencido de que “nuestra concepción de lucha, nuestra concepción de nación, de país, debía exponerse al pueblo con claridad para que se entendiera y se extendiera”.

A pesar de que la dirección del EPB-Macheteros intentó que su máximo dirigente saliera “de donde estaba y tal vez de Puerto Rico, nos decía que él moriría en Puerto Rico, luchando por la libertad”, por lo que si en determinado momento “venían a buscarlo se batiría hasta el final”.

“Así, fiel al valor y compromiso demostrado durante toda su vida, recibió a los asesinos como se merecían. Ante la emboscada cobarde, el Comandante combatió de frente y con valentía. Murió como vivió: luchando por la libertad”, según la declaración con motivo del décimo aniversario de los acontecimientos que acabaron con su vida.

El EPB-Macheteros subrayó que “aún” su asesinato continúa impune porque sus asesinos y sus cómplices no han sido juzgados.

Pero aunque eso es así, sostiene la agrupación clandestina, el pueblo ha juzgado la acción del FBI, de su entonces director en Puerto Rico, Luis Fraticelli, y subdirector José Figueroa Sancha, además del otrora gobernador Aníbal Acevedo Vilá (2005-2009), “y la de los otros chotas (delatores)”, como “un asesinato alevoso que demostró las garras del águila, vestida de inocente avecilla democrática, mientras reprime a lo que verdaderamente defienden la libertad, la justicia y la democracia real y verdadera”.

La declaración llegada a la agencia INS establece como un resultado positivo de ese juicio del pueblo, que “el nombre del Filiberto y el del Ejército Popular Boricua-Macheteros, ya no se susurra con miedo sino que se grita”.

“Hoy, en momentos cruciales para nuestro pueblo, cuando quieren profundizar el expolio y explotación de nuestros recursos y de la clase trabajadora, hoy, en nombre del Comandante Filiberto Ojeda Ríos, le decimos al pueblo que estaremos siempre presentes en sus luchas”, subrayó el EPB-Macheteros al convocar “a ese pueblo a la lucha, que es suya y de nadie más, a la calle”.

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