Sin duda, en la arena salsera, el Cano Estremera ocupa uno de los sitiales en el oficio del soneo.
PUBLICIDAD
A la hora de encaramarse a una tarima, la maña y la soltura era una de las mayores cualidades del salsero santurcino Carlos Enrique Estremera Colón, nombre de pila del cantante.
Desde sus inicios con la Orquesta de Bobby Valentín en 1978, Estremera se consagró como uno de los principales cantantes en la industria salsera puertorriqueña. Junto a Valentín, los temas ‘La Boda de Ella’, ‘Canta Mi Gallo’ y ‘El Caimán’, quedaron grabados en los anaqueles de la música popular puertorriqueña y latina.
Y aunque al principio se le conocía como el ‘Niño de Oro’, a finales de la década del 80 y principios del 90, su peculiar estilo de sonear y de su improvisación en clave le ganó el apodo de ‘El Dueño del Soneo’.
De acuerdo con la Fundación Nacional para la Cultura Popular, durante un concierto en Guánica en el verano de 1990, el Cano realizó unos 105 soneos corridos sin repetición de estrofas. En poco tiempo, el Cano habría superado su propia marca durante un concierto en Yabucoa al realizar 128 soneos corridos. Más tarde, en un concierto en Juana Díaz, aumentó la hazaña a 130 soneos ininterrumpidos. En una presentación posterior, el Cano quebró su marca con 135 soneos corridos mientras interpretaba el tema ’A Mí’.
Como solista, el Cano mantuvo su silla en la cima salsera con el lanzamiento de su disco “El Niño de Oro”, que incluyó temas como ‘Viernes Social’ y ‘Emborráchame de Amor’, dos de los sencillos más emblemáticos en la carrera del cantante.
Luego, lanzó el disco “Salvaje! 88”, en el que se destacó temas como ‘Ámame en Cámara Lenta’. En 1989, Estremera lanzó “Dueño del Soneo vol. 1” en el que popularizó sencillos como ‘A Mí’.
En ocasiones, el Cano fue reconocido por su picardía en presentaciones en vivo, pero también por comentarios controversiales que provocaron cancelaciones y ausencia temporeras de los escenarios.