Tras el intenso y bochornoso incidente dónde la Federación de Baloncesto tildó de egoísta y le negó la oportunidad a Carla Cortijo de ser la primera mujer boricua desarrollada en Puerto Rico en debutar en la WNBA, la armadora le comunicó al País que ya no tenía otra oferta.
PUBLICIDAD
En una carta abierta, dónde señaló a los responsables del discrimen y ataque contra ella, agradeció al Pueblo de Puerto Rico por el apoyo durante la intensa jornada de este fin de semana.
A continuación reproducimos la carta de forma íntegra. Advertimos que te dará coraje lo que dice Cortijo.
Durante los pasados días he vivido los momentos más trascendentales de mi carrera deportiva. Comencé a jugar baloncesto a los 6 años cuando fui discípula de Myrna Lora y Pepe en el CIAPR. Desde entonces, el baloncesto ha sido mi vida y mi pasión. Jugué en todas categorías menores en el País y fui becada por el Colegio María Auxiliadora de Carolina. Finalicé mi carrera estudiantil en Bellaire High School en Houston, TX, y una vez finalizada mi carrera en el baloncesto escolar norteamericano, fui reclutada por la Universidad de Texas en la División I. Desde entonces mi meta siempre había sido representar a mi Patria en el Equipo Nacional y llegar a la WNBA.
Afortunadamente para mí tuve la oportunidad de representar a Puerto Rico con el equipo Nacional en donde obtuve junto a mis compañeras múltiples medallas en las competencias Centroamericanas y del Caribe. Formé parte del equipo que obtuvo el mayor logro a nivel internacional que ha conseguido un equipo del baloncesto femenino en el País: medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Guadalajara. México.
En los recientes días, sin embargo, a pesar de decir siempre presente a mi Patria, pude descubrir una cara del baloncesto puertorriqueño que no conocía y que me ha roto el alma llenándome de decepción, dolor e incredulidad. Como miembro de la Selección de Puerto Rico durante tantos años, entendía que los miembros de la Federación de Baloncesto, serían los primeros en apoyar la oportunidad que se me presentaba y lo que esto significaría para la historia del deporte femenino en nuestro País: que una puertorriqueña, formada en este País, llegara a formar parte de la WNBA. Mi trayectoria con el uniforme de Puerto Rico, y los tantos juegos en los que he competido exitosamente, debieron haber sido razones suficientes para que la institución del baloncesto, representada por su máximo líder, hubiese facilitado mi participación en dicha Liga. Lo anterior sería no solo mi sueño, sino el de todos los que han laborado afanosamente en el baloncesto femenino durante todos estos años. Por eso cuando se me presentó la oportunidad de ir a practicar con el equipo de la WNBA en Atlanta, entendía que contaba con todo el apoyo de la Federación. Lastimosamente, una vez logré hacer el equipo, la Federación, a la que tanto he dado, detuvo mi participación unilateralmente. Así no solo detuvieron mi progreso y mi desarrollo profesional, sino que lograron ponerle fin al sueño de todas las niñas y mujeres que veían como una posibilidad llegar a ese nivel. ¿Acaso no es esa la misión de la Federación de Baloncesto de Puerto Rico lograr el desarrollo pleno de sus atletas? ¿O será que por yo pertenecer a la rama femenina no debía gozar de los mismos derechos que aquellos atletas que representan nuestras selecciones masculinas? ¿A qué otro atleta se le ha negado el participar en una liga profesional? ¿Por qué me dejaron sin la opción de sustentar a mi familia?
Por ello, entiendo que la familia del baloncesto debe mirarse en el espejo y preguntarse si está satisfecha con los líderes federativos que nos representan. Hablo en plural porque, increíblemente, el Secretario de la institución y quien es el Director de las categorías juveniles masculinas, el Sr. Francisco “Paquito” Rodríguez, me tildó de “egoísta” públicamente. Nada más lejos de la verdad. He sudado la camiseta de Puerto Rico con orgullo y devoción durante todos estos años, y siempre he dicho presente para participar por Puerto Rico. Junto a esta nueva cepa de jugadoras hemos alcanzado mucho y tengo fe que la nueva generación de baloncelistas pueda obtener más logros y distinciones.
PUBLICIDAD
El hecho que repentinamente durante el día de hoy la Federación decidiera otorgarme el permiso para poder participar en la WNBA no sana todo el daño hecho, ya que con mucho dolor les comunico que, al presente no tengo ninguna oferta en la WNBA y no se vislumbra que vaya aparecer alguna próximamente. Imagínense la vergüenza que pasé al ser bajada de la guagua que me llevaría a jugar mi primer partido en la mejor liga femenina del mundo, debido a que no se me otorgó el permiso. Imaginen las horas de angustia, frustración y dolor que sufrí y continúo viviendo al ver que el sueño que tanto deseé y por el que luché todos estos años, se desvaneció por la decisión de la Federación. El pretender que todo quede en el olvido ya que no me sancionarán por no haber participado en el Torneo Pre-Olímpico que se celebra en Canadá, es minimizar el asunto. Les garantizo que para mí siempre ha sido un honor representar a mi Patria, pero en esta ocasión, no me encontraba emocionalmente estable para hacerlo.
No quiero dejar pasar esta oportunidad para agradecer a todas las personas, de todos los sectores, dentro y fuera de Puerto Rico, que desinteresadamente me han apoyado durante este difícil proceso, y que han expresado su solidaridad y apoyo a mi persona. He podido palpar el respeto, el cariño y la empatía de un pueblo que no solo ha demostrado que apoya a sus atletas, sino que también entiende las dificultades que vivimos día a día para conseguir nuestras metas y lograr nuestros sueños. El apoyo recibido pública y privadamente de parte de todos ustedes, nuestra gente, el de exjugadoras y exjugadores, jugadoras y jugadores activos de baloncesto y de todas las disciplinas, y de dirigentes de todos los niveles en baloncesto femenino y masculino, y de todas las disciplinas deportivas del País, me emociona y me enorgullece muchísimo. Créanme, que han sido fuente de inspiración para mí en todo este difícil proceso.
Pido de manera especial el apoyo y respaldo del pueblo de Puerto Rico para las 12 magníficas que nos están representando dignamente en el Pre Olímpico en Canadá. Chicas ustedes saben que cuentan con mi apoyo y que si hay alguien que hubiese dejado junto a ustedes el alma y el corazón en la cancha por nuestro equipo y nuestro País esa era yo. Gracias por su homenaje de ayer.
A las niñas que practican el baloncesto femenino en Puerto Rico les digo que no desanimen, y que lucharemos hasta el final para hacer de esta sociedad una más justa e inclusiva para todas. Este desafortunado evento que ocurrido con la Federación no se trata exclusivamente de mí, sino que el mismo ha logrado trascender todas las esferas de una sociedad, que ya está cansada de tanto atropello e injusticas. Los sueños, aspiraciones y el desarrollo de todos y todas las profesionales de este País, deben ser respetados.
Finalizo precisando que los tiempos han cambiado y los asuntos sociales, culturales, políticos, religiosos y deportivos no se miran desde la misma perspectiva de antes, dado a que hemos evolucionado como sociedad, y el atleta conoce, de primera mano, que aunque sudamos por la bandera, ésta esconde muchas verdades. Es momento de buscar igualdad y equidad en todos los ámbitos sociales y deportivos por el bien y el futuro de nuestro País.
Con amor,
Carla Cortijo