Lo que había sido un aire fresco y había motivado a millones de jóvenes y otros electores desencantados con la política, se acaba de esfumar.
El martes Bernie Sanders finalmente respaldó a Hillary Clinton como nominada a la presidencia por el Partido Demócrata.
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El senador por Vermont estuvo el martes de pie y al lado de Clinton en Portsmouth, New Hampshire. Prometió que su “revolución política” continuaría. Pero reconoció que Clinton, y no él, había conseguido suficientes delegados para obtener la nominación.
Eso ha sido cierto desde hace semanas, y los demócratas le han estado diciendo, de manera no muy sutil, que se retire y respalde a la exsecretaria de Estado.
Sanders prometió trabajar para ayudar a Clinton en noviembre, diciendo que ella es “la mejor candidata y por mucha ventaja” para enfrentar los desafíos del país.
El virtual nominado a la presidencia por el Partido Republicano, Donald Trump, ha estado tratando de atraer a los seguidores de Sanders.