Contexto

Un purasangre obligado a correr hasta que sus patas no aguantan

El único purasangre nativo que ha ganado un evento internacional en el extranjero no ha sido retirado de las pistas a pesar de que ya no está en condiciones para seguir activo

Apenas había pasado el poste de los primeros 300 metros y ya su jinete, Erik Ramírez, lo estaba quitando de carrera, porque cojeaba. Don Carlos R., el único purasangre nativo ganador de un evento clásico a nivel internacional, no cruzó la meta en el sexto evento del cartel hípico del domingo en el Hipódromo Camarero, porque no podía hacer lo que ha hecho toda la vida: correr.

El ejemplar de diez años ya no es ni la sombra del caballo que fue cuando guapeaba en la pista con cualquiera que lo retara cabeza a cabeza. Ya es otro caballo que dio lo que iba a dar en los más altos niveles del hipismo regional y que, a pesar de haber hecho historia ganando la Copa Confraternidad en la Serie Hípica del Caribe del 2014, celebrada en Venezuela, sus intereses lo han mantenido corriendo por ser castrado y no servir para la recría.

Don Carlos R. —propiedad del Establo Vuelve Rubén M. y entrenado por Raymond Morales— venía de ser retirado detrás del arrancadero el 20 de octubre, pues el veterinario de turno entendió que no estaba apto para participar. Antes de eso, había ganado el 21 de septiembre un reclamo de $8,000 para caballos de tres años y mayores. Esa fue la primera vez que el veterano corredor cruzó la meta al frente desde el 2017. Don Carlos R. había visto acción diecinueve días antes de esa victoria, en un reclamo alto de $27,000, y terminó rezagado, a poco más de ocho cuerpos del puntero.

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Este caballo estuvo inactivo durante todo el 2018. Luego de llegar a 14 cuerpos del ganador de la Copa Confraternidad del 2017, celebrada en el hipódromo Gulfstream Park, en Miami, era evidente que las extremidades de Don Carlos R. pedían descansar en una buena finca. Se anunció su retiro, pero poco le duró la justicia al equino.

AIDH buscará reglamentar 

La Administración de la Industria y el Deporte Hípico (AIDH) no cuenta con ningún reglamento que establezca una edad máxima para que un caballo permanezca en competencia en Puerto Rico.

“Es parte del hipismo que la decisión quede en manos de su dueño, si lo corre o no lo corre. Nosotros tenemos que movernos, como agencia fiscalizadora, a tratar de reglamentar estas cosas para que no sucedan. No hay ninguna reglamentación que nos permita impedir este tipo de situación”, le dijo a El Calce el administrador hípico, José Maymó Azize.

El administrador explicó que los caballos pasan por evaluación veterinaria antes de las carreras, pero reconoció que no es secreto que para esas evaluaciones los ejemplares llegan con una apariencia que no necesariamente termina siendo la misma al momento de que abran las compuertas.

“Alivian a los caballos con hielo y medicación”, expresó Maymó Azize, sin referirse específicamente al caso de Don Carlos R. “Al momento de la inspección, muchas veces parecen estar en condición, pero al momento de la carrera no tienen buen resultado”.

“En el caso de Don Carlos R. salió bastante cojo [el domingo] y eso significa que se le aplica una suspensión indefinida, porque anteriormente fue retirado en el gate. El veterinario oficial de la AIDH tendría que levantar esa suspensión. Pero si el veterinario entiende que no está apto para correr, no puede volver y eso es lo que yo entiendo que va a pasar”, sostuvo el administrador.

Maymó Azize manifestó, además, que cualquier caballo en una situación parecida a la Don Carlos R. y con un número alto de participaciones debería estar cobijado por unas reglamentaciones que velen por su bienestar. En ese sentido, el administrador afirmó que hay que moverse en esa dirección en la AIDH.

Don Carlos R. ha participado en 54 carreras, de las que ha ganado 25. Sus ganancias superan el cuarto de millón de dólares. ($375,727).  No obstante, Maymó Azize destacó, entretanto, que este tipo de casos se dan en el marco de una realidad innegable en el hipismo puertorriqueño: un bajo inventario de ejemplares en competencia.

“Sí, hay que trabajarlo bajo una reglamentación que nos dé fuerza de ley para impedir que estas cosas sucedan. Pero esto va vis a vis con la situación que tenemos con el inventario de ejemplares en competencia, que está bastante reducido. Lo más importante aquí es la seguridad del jinete, del ejemplar y del fanático que pone su dinerito en esto”, explicó.

El administrador indicó que habían muchas personas en contra de que Don Carlos R. reapareciera, pero se lavó las manos.

“Nosotros no estamos aquí para emitir ese tipo de comentarios”, puntualizó.

No debería correr más 

De acuerdo con la opinión del médico veterinario, Héctor Encarnación, no es normal ver caballos mayores de diez años activos en las pistas. Encarnación sostuvo que a pesar de que hay casos exitosos en la historia con ejemplares que llegan a esta edad, las probabilidades de que sufran una lesión grave aumentan.

“No es lo tradicional. Uno puede encontrar casos atípicos como el de Calidoscopio, que ganó el Maratón del Breeder’s Cup en el 2012 con nueve años. Pero eso es otro nivel, esos caballos son tratados bajo unos parámetros médicos más altos. En Puerto Rico basta con darse una vuelta por las cuadras”, señaló.

“Al final del día lo importante es no explotar al animal. Y evidentemente en este caso hay que tratar de no forzar la realidad física del caballo, que tiene una larga lista de problemas. Mucha gente piensa que esto [el hipismo] es solo un negocio y que hay que comprar comida, después de tanta gloria”.

Este medio intentó ponerse en contacto con los intereses de Don Carlos R. Sin embargo, al momento no han respondido.

 

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