El padre Carlos Pérez habló con el mismo flow de Richard Nixon en la década de 1960. Dijo con orgullo que los cristianos son “la mayoría silente” de Puerto Rico, pese al alboroto que hacen cada vez que la sociedad criolla intenta dar un paso al frente en la lucha por los derechos de la mujer y de la comunidad LGBTTQ.
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Este ser de amor le habló directamente a la licenciada Alexandra Lúgaro, quien se hizo disponible ayer para ser candidata a la gobernación por el Movimiento Victoria Ciudadana. ¿Por qué Carlos Pérez hizo esto? Bueno, es que Lúgaro es atea, recuerde usted.
“Tiene que reconocer que la mayoría silente de este país son los creyentes. Y como tal ella y nosotros tenemos que crear puentes de entendimiento y diálogos para que ella pueda entender nuestras inquietudes y podamos entender las inquietudes de ella, dentro de un sistema de derecho que reconoce al creyentes, su derecho a la libertad religiosa”, dijo el sacerdote que promueve la homofobia con su discurso conservador y excluyente.
“Nosotros esperamos que la distinguida licenciada entienda el grito silencioso [que] durante más de seis años el sector creyente ha hecho en estas luchas, que son luchas simples, es la defensa de la dignidad humana desde el primer momento de su concepción hasta su muerte natural”, añadió.
El Padre, Carlos Pérez dijo que Alexandra Lúgaro tiene que reconocer que los cristianos son la mayoría silente de este país. #RDclaro pic.twitter.com/oy8cQbL36v
— WKAQ 580 (@WKAQ580) November 20, 2019
¿Luchas simples? Bueno, la verdad es que se les ha hecho fácil impulsar cualquier poca vergüenza que atente contra las libertades del ser humano y la diversidad. Cuentan con dos líderes de vanguardia, como María Milagros Charbonier y Nayda Venegas, que han hecho escante “en pro de la familia” en ese vertedero de mármol que llaman Capitolio.
Lo curioso del término de la mayoría silente es que representa los valores de aquella sociedad de mediados de siglo pasado que le hizo frente a la contracultura, que le hizo frente a la lucha por los derechos civiles, a la lucha contra los derechos de la mujer, a la lucha por una sociedad más justa… Pero nada, eso no importa, porque Dios bendice. Amén.