La historia de Colombia en los últimos días se escribe desde el dolor. Por mucho tiempo, las voces de nuestra gente fueron silenciadas y ahora, la furia explotó como una olla de presión que no aguantaba más. Por eso, el país se convirtió en el campo de una batalla que parece no encontrar fin.
Las manifestaciones en contra de una reforma tributaria nefasta se convirtieron en el clamor de ayuda para nuestra sociedad, que es la más desigual en América Latina. Sin embargo, el deseo de lucha hoy le ha costado la vida a decenas de personas.
Nos despojaron de sueños por los que millones de colombianos como yo, tuvimos que dejar nuestro país, porque hace décadas que el emigrar ha sido la única herramienta para prosperar, lejos de una sociedad que no te brinda oportunidades.
Nuestro mensaje debe retumbar en cada esquina del mundo. Que sepan que se ha restringido el acceso a internet y redes sociales para evitar que se informe a la gente sobre el estado de las manifestaciones. Que sepan que el miedo de los dirigentes indolentes es tan profundo que deben bloquear canciones y videos. Que sepan que militarizaron las calles cuando a la policía le tenemos miedo, no respeto. Que sepan que la Organización de las Naciones Unidas ha enviado brigadas de derechos humanos para tratar de protegernos del mismo estado.
¡Se acabó!
Aunque no estemos presentes, desde la distancia lloramos a las personas asesinadas a manos de la policía. Los cientos de arrestados y desaparecidos. Los que perdieron sus ojos. Las madres que perdieron a sus hijos.
Puerto Rico sabe de indignación y protesta, el verano del 19 quedará por siempre grabado como una victoria para el pueblo. Ahora, Colombia necesita una victoria también.
Nos sacude una crisis latinoamericana. En Puerto Rico nos mata la violencia machista y la falta de educación con perspectiva de género, en Colombia nos mata la pobreza, el hambre… en ambos, el estado y su inacción.
La sed de justicia que nos abruma continuará siendo el combustible de nuestras luchas. No callaremos y con paso firme, demostraremos que el pueblo merece el cambio que tanto clama.
(La autora es periodista)