Comentario

Mujeres necias que acusáis al hombre sin razón

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Cada vez que tiene que ir a la boda o al baby shower de un pana, Chago Medina se hace la misma pregunta: ¿cuándo me tocará a mí? A sus 33 años, enfermero de profesión y con 25 libras de sobrepeso, este caballero no encuentra una compañera. Este es el mismo caso de Félix “El Garbanzo” Rivera, Ramoncito Serrano y Lou Briel. ¿Por qué? Seguramente alguna pécora se está quejando de los hombres, pero se olvidó que ella misma los aleja.

Hace unos días, un rotativo publicó un artículo que lleva años en el debate cibernético: la jamonería femenina. Antes de que comiencen con el llantén del “machismo” y la “misoginia”, relájense. Si usted cree que va a salir molestita, busque algún otro artículo “viral” cosmopolitano en una de esas páginas donde le mienten sin piedad para que usted abrace su hembrismo y les regale su click. Bueno, pues el reportaje abundaba sobre las “trabas” que pasaban las chicas a la hora de encontrar cortejo. El perfil de las mujeres eran de treinta y tantos, profesionales y jevas. ¿Por qué se toma ese modelo? Para que las chicas se sientan identificadas, especialmente en la parte de “bonitas”, pues ni el espejo se atreve a decirle la verdad a una mujer solterona.

La chulería con este tipo de artículo es que el resto de las damiselas usan las razones señaladas como excusa para no aceptar sus propios errores. Miren, bebesas, vamos a desmitificar algo: los hombres no le huyen a las mujeres profesionales. Por años han arrastrado esa creencia de los años sesenta en que los hombres querían a la mujer en la casa. La economía está mala… no, no, está bien jodía. ¿Ustedes creen que al caballero le place gastar un fracatán de dinero en un jangueo por defender la honra de su abuelo Jacinto? ¡Un carajo! En estos tiempos los hombres buscan una mujer que se valga por sí misma, que si salen a pasear o comer puedan dividir los gastos, ¿y por qué no? Que ella pague un día las cervezas. Sí, porque “somos feministas” y “quemamos brasieres”… hasta que el mesero trae la cuenta de los Mojitos &#39overpriced’.

Los hombres cuando conocen a una chica que les interesa, se fijan muchísimo en que sean trabajadoras. Yo nunca he estado bebiendo con los panas y que uno diga: “mano, le corté a Michelle… era DOCTORA”, mientras el corillo lo abraza y alguien le susurra “tranquilo, bro, esas mujeres no son de fiar. Alguna vagoneta llegará y te hará feliz”. Pfffttt, por amor a San Frankie Ruiz.

Una de mis partes favoritas es cuando ellas creen que “tienen todas las cualidades que un hombre desearía en una compañera”… guerreras, ¿entonces por qué diantre están jamonas leyendo “17 motivos para enchular a los hombres”? Sean igual de honestas con ustedes como lo son cuando se sientan a beber vino y a criticar a otra fulana. Es cierto que no deben bajar sus estándares, pero se han puesto pensar que algunas cosas que ustedes ven como un deal breaker son changuerías e ignorancias.

Recordemos que muchas cruzan los 28, pero la chola la dejaron en el cuarto año de escuela superior. Algunas cuando están en la lozanía y las carnes duritas de los tweenty-something comienzan a descartar candidatos como si no hubiese un mañana. De repente, ¡hello, llegaron los 30!, pero ya aquella fila de pretendientes se montó en la guagua y posiblemente dejó pasar un buen tipo.

Vamos a ser sinceros: usted no se va a echar al cuerpo algo que no le guste. Nosotros sabemos que la chispa que inicia el fuego uterino no son los chistes y “él es bien chévere”. Entonces, ¿por qué mejor no dicen que abundan los hombres feos y que no se van a comer eso? Entre paquete y paquete nos damos cuenta que no es que los hombres se extingan, es que abundan las arpías.

Mujeronas, el panorama no está difícil solo para ustedes, sino para todos. La realidad es que cada día hay más personas que salen buscando amor, pero no lo encuentran y terminan encamándose con lo que aparezca y respire. La gente está más reacia a mostrar sus sentimientos, ya sea por experiencias pasadas, por miedo o porque la inteligencia emocional colectiva está igual de blandengue que los senos de Juan Eugenio Hernández Mayoral.

Mejor tenga una reflexión seria con usted y pregúntese: ¿yo tengo algo para ofrecerle a otra persona? ¿Pa’ qué yo quiero pareja? ¿Pa’ estar peleando y amargándome? ¿Quiero alguien para crecer con esa persona y aprender? ¿Estoy buscando un compañero o tengo la paja mental de que un Pedro Capó va a venir a desflorarme sobre una cama de amapolas?

La gente sigue pensando que el amor se da en condiciones perfectas. Ponen reglas de cómo este debe surgir y pretenden que luego fluya natural. No hay un molde preciso de cómo debe iniciar una relación. Si siguen pensando así, por más deseo que tengan no les va a llegar na’; y si llega, no durará. Dejen que la vida las sorprenda, y no se olviden que la chulería del amor radica en que es imperfecto, al garete e indescifrable. Cuando se cansen de la cajeta momentánea, no olviden que siempre habrá un Chago en cada boda o baby shower.

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