Hoy, seguramente mientras lees esta columna, ya me habré convertido en representante por acumulación del Partido Nuevo Progresista. Hoy se hace realidad un sueño que albergué desde hace mucho tiempo y por lo que he trabajado por décadas .
Llego a la Cámara de Representantes gracias al favor del voto y la confianza de decenas de miles de progresistas que votaron por mí en la pasada primaria. No me debo a maquinarias ni me debo a favores de otros políticos, así que sepan que trabajaré por igual para todos, dando prioridad a áreas medulares para un mejor Puerto Rico: la educación, la igualdad y una mejor calidad de vida para las personas de de la tercera edad, entre otras.
En mi desempeño, inyectaré energía, pasión y entrega a mi trabajo y estará presente todos los días mi afán por devolver el lustre y la decencia al servicio público. Durante la campaña, en cada pueblo que visité pude palpar la molestia e indignación por la corrupción que arropa al país; una corrupción – que aclaro – no es exclusiva del servicio público ni de un partido en particular. Pero sí debe ser prioridad para todos erradicarla para siempre.
Tener el privilegio de ocupar una banca en la Camara de Representantes no es cosa de poca monta, significa tener el peso de ser el defensor del pueblo en la toma de importantes decisiones que inciden en la vida de todos. No se legisla solo para los de tu partido, debe pensarse en el bien colectivo . Aunque he estado, de alguna forma, conectado al quehacer del trabajo legislativo será la primera vez que estaré en el interior de un mundo tan complejo.
Esa experiencia de conocer un poco los procesos y los personajes del mundo legislativo, me servirá como marco de referencia para saber de quienes me rodeo. Voy a trabajar con total transparencia, mi ejecutoria será diáfana. Pretendo contribuir a un mejor Puerto Rico.
Está claro de que el resplandor y la dureza del mármol no impedirán que desempeñe mi trabajo basado en los principios y las convicciones que forjaron en mí tantos buenos referentes, como familiares, líderes políticos de gran experiencia y, sobre todo, la gente sencilla y honesta que se acerca buscando esperanza.
Las puertas de la oficina siempre estarán abiertas para escuchar el reclamo del pueblo . Pero estarán herméticamente cerradas para amigos del alma, para “buscones políticos” y personas con una agenda contraria al mejor desarrollo para todos.
Igual conozco , de primera mano, lo que es el discrimen o marginación un asunto que combatiré con todas mis fuerzas . Es momento de que impere el respeto y la tolerancia entre todos y disfrutemos de una isla de paz y aceptación. Debe haber apertura aun para quienes piensen distinto a uno . Adoptemos ese sabio pensamiento de don Luis A. Ferré: “ La razón no grita , la razón convence”.
Nota del editor: El autor es candidato a representante por acumulación por el Partido Nuevo Progresista. Es parte del grupo original de columnistas de ¡¿Politiqué?!, la sección de de debate político en El Calce.
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