En la clase de jiujitsu escucho al sensei hablar sobre eficiencia y efectividad. Para ilustrar tales conceptos echa mano al ejemplo del Coyote, aquel personaje de los muñequitos que se veían años atrás.
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El Coyote tenía una misión de vida y era cazar al Correcaminos. Para ello se valió de una serie de inventos muy ingeniosos, usando siempre los productos marca ACME (del griego Akme que significa superior, lo máximo). El Coyote trató afanosamente pero nunca logró su misión. Siempre quedaba a un chin de alcanzarlo.
El Coyote no fue efectivo en su misión, en tanto no pudo atrapar al Correcaminos. Resulta indudable el detalle pero, y aquí un aspecto importante, eficiente sí lo era. La persistencia, el afano y lo sobresaliente de sus inventos denotan al menos cualitativamente eficiencia en el trámite.
Digamos pues que en la nómina de los Looney Tunes el Coyote era un talentoso loser.
Todo esto me sirve como pretexto para hablar de nuestro Secretario de Estado, Luis Rivera Marín, y su reciente entrevista en la cadena noticiosa CNN. La reportera Kate Bolduan le preguntó a Rivera Marín, quien fungía al momento como gobernador interino, si coincidía o no con las expresiones de Trump cuando este último valoró como exitosa la respuesta del gobierno federal en la isla tras el huracán María.
Pregunta sencilla aunque espinosa.
La reportera le preguntó varias veces, pero nuestro Secretario de Estado evadió la misma aludiendo a asuntos de burocracia y otras cosas que entendió idóneas hablar. El hombre lució incómodo tratando de colar una respuesta más o menos neutra y a la vez condescendiente con Trump. Era eso lo que pretendía, ¿no? Evitar una crítica a la gestión del gobierno federal, máxime cuando Trump había venido a la isla a montarse su show de autobombo. ¿Por qué razón Rivera Marín lo hizo? Pregunta interesante. Yo me amparo en la especulación.
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A riesgo de equivocarme, creo que Rivera Marín fue eficiente en eso de evadir una y otra vez la misma pregunta. Pero, semejante al Coyote, no fue efectivo pues lució mal, fueron evidentes sus evasivas y ganó comentarios despectivos al tirarle gratuitamente un toallazo a la administración de Trump.
Pero hay algo peor que destaca su inefectividad.
Uno espera que un toallazo se pague con otro similar. Dando y dando, regla de oro en el mundo de la política y los políticos de todos los niveles.
Sin embargo, tras ese ejercicio de deslucir frente a la cámara, tratando desesperadamente de vindicar la gestión de Trump, Rivera Marín y el resto de los que componen la administración de este gobierno recibieron un fuetazo del presidente en formato de tuit. No hubo amor ni cariñito. El de Trump no fue precisamente un thank you note.
Dijo Trump, usando en su mensaje citas de otras personas, que el gobierno de Puerto Rico era uno de los más corruptos que tenía el país (EU). Y así el presidente, muy eficiente en eso de decir lo que se le antoja cuando y como quiere, despachó hostilmente este asunto. Poco importó que un oficial del gobierno local sacrificara su imagen y hasta luciera ridículo, Mr. Trump no tuvo piedad.
De paso, y como la cherry que le ponen a la piña colada para que luzca tropicalmente chula, estropeó las ansias estadistas diciendo que si los boricuas quieren vivir en un estado tienen unos cuantos para mudarse. Comentario un poquito nasty para las huestes locales del ideal estadista, las cuales se han desbocado en todos los foros posibles tratando de no enojar con críticas al supremo mandatario.
Habrá que ver qué hacen los locales. Seguro serán al menos eficientes en eso de actuar como si nada o en desviar la atención ante tan grosero desplante.