Comentario

La generación del ‘yo no me dejo’ no debe callar en Lima 2019

Una columna que nos envía un exatleta olímpico, medallista panamericano y sicológo deportivo

No se puede ser neutral en un tren en movimiento…

El tren al cual hago referencia en el inicio de esta columna no es más que el momento histórico por el cual transita Puerto Rico. Es la primera vez que hay un consenso generalizado que traspasa afiliaciones y grita al unísono: ¡basta ya!.

No queremos seguir siendo gobernados por esta pandilla de corruptos. Pero hay un grito aún mas consistente que es “Ricky Renuncia”. Ese grito unísono, más allá del acto de renunciar, significa que el pueblo se cansó de una manera de gobernar, esa manera de gobernar que gobierna para los ya pudientes y castas familiares. Solo basta con fijarse en los apellidos de los acusados por corrupción.

Se vuelve ha escuchar el discurso vacío que el deporte y la política no se deben mezclar. Pero olvidan muchos y muchas inconscientemente o conscientes que el olimpismo siempre ha sido un movimiento político. Desde sus inicios, el movimiento olímpico ha estado impregnado precisamente de decisiones políticas, desde aceptar o denegar participación, hasta dar el visto bueno a los Juegos Olímpicos del 1936 en la Alemania Nazi.

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Y esto es sin olvidar el sinnúmero de eventos a través de la historia de los Juegos Olímpicos modernos, como lo fueron los boicots por las dos grandes potencias: EE.UU y la U.R.R.S.; o los boicots de países con menos peso político, como lo fueron las 28 naciones africanas que boicotearon los juegos Olímpicos de Montreal 76’, por aceptar la participación de Nueva Zelanda, luego de que ese país jugó un partido amistoso de rugby con la selección de Sudáfrica del Apartheid;  o cuándo el presidente Carter envió a atletas a distintos continentes para buscar apoyo al boicot a las olimpiadas de Moscú 80’. Para nuestra vergüenza histórica también un puertorriqueño se prestó para tan ignominiosa misión.

Pero es curioso que cuando nos dicen que la política y el deporte no mezclan enfatizan en las demandas de los atletas por causas justas. Será que cuando la política se ejerce de abajo hacia arriba es un acto político que no se debe permitir.  O cuando son los y las atletas tomando cartas en el asunto entonces es un acto que no se debe repetir. Le han impuesto al atleta una construcción unidimensional donde su único enfoque debe ser el deporte e ignorar su realidad social. Claro, cuando vives en una sociedad equitativa con los recursos necesarios tal vez pudieras hacerlo.

También nos hablan de la “Carta Olímpica” como si fuera algo sagrado, escrito en piedra. Como menciona Vilma Bujosa Rosario en su libro sobre la soberanía deportiva bajo la subordinación política de los Estados Unidos, los principios de la Carta Olímpica han sido incumplidos por la política internacional desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, pudiéramos decir que la misma incorporación del Cómite Olímpico de Puerto Rico (COPUR) y su participación en los Juegos Olímpicos de Londres en el 1948 fue en violación a los principios de la Carta Olíimpica. La carta define “país” como un estado independiente reconocido por la comunidad internacional, entiéndase reconocida por la ONU. Aunque a partir del 2004 el Comité Olímpico solo acepta a naciones que sean reconocidas por la comunidad internacional, los territorios o colonias que cuenten con comités nacionales podrán permanecer, como es el caso de Puerto Rico.

Cuando John Carlos y Tommie Smith subieron al podio en las Olimpiadas de Mexico 68’, quedaron inmortalizados y no necesariamente por sus logros, sino por su singular acto de empuñar desde lo mas alto de ese mismo podio la denuncia de la realidad vivida por el pueblo afro-americano en la sociedad estadounidense. Cierto, los expulsaron de la Villa Olímpica y fueron juzgados, principalmente por la población blanca anglosajona, como traidores. Pero al final, la historia los absolvió y crearon un precedente que hasta hoy perdura en las futuras generaciones.

Los primeros actos de protesta política y deporte en Puerto Rico datan desde los Juegos Centroamericanos y del Caribe en El Salvador (1935), cuando la delegación puertorriqueña desfiló con la monoestrellada que llevó Cosme Beitía Sálamo en su maleta. La otra fue en los juegos Centroamericanos y del Caribe en Guatemala 1950, cuando la delegación de Puerto Rico, por imposición del supuesto “padre del olimpismo puertorriqueño”, Julio Monagas, decidió que la bandera y el himno de Estados Unidos fueran los símbolos que representaran a la delegación puertorriqueña. Según cuentan, fue Juan Juarbe Juarbe el que llevo la bandera de Puerto Rico y, gracias a sus contactos en Guatemala, cuando la delegación desfilaba la banda entonó los acordes de la Boriqueña. Hoy día desfilamos con la monoestrellada y nos premian con los acordes de la Boriqnueña… a estos también la historia los absolvió.

Otro caso menos conocido es el del lanzador jabalina Amado Morales, medallista de bronce en los Juegos Panamericanos de Cali, Colombia 71’, cuando empuño su puño izquierdo en señal de protesta contra el imperialismo estadounidense en Puerto Rico. También a él la historia lo absolvió pues nadie puede negar la relación colonial de EE.UU. con Puerto Rico y las consecuencias de la  misma.

Somos muchos. Uno que también defendió con cuerpo y alma los valores matrios fue el boxeador cayeyano Alberto Mercado. Mercado fue objeto de todo tipo de presiones y amenazas  por participar en los Juegos Olímpicos de Moscú 80’, boicoteados por el Gobierno de Carlos Romero Barceló, asta el punto que el exgobernador anexionista Luis A. Ferré público una carta abierta en el periódico dirigida a él y, como recoge muy bien Bujosa Rosario, la carta hacía más mención al aspecto político que al deportivo con comentarios como este: “No llevas ni himno, ni bandera, ¿atleta simbólico de qué? No de tu pueblo”.

Al final la historia lo absolvió pues ha sido el único que en realidad sufrió en carne propia lo que significa defender la soberanía olímpica. Pues los directores del Cómite Olímpico no perdieron sus empleos ni sus cupones, ¡Alberto sí! Hoy Alberto Mercado cuenta con la casa museo en el pueblo de Cayey.

Tampoco podemos olvidar la experiencia de Vieques con el deporte, ese momento cuando el equipo nacional de baloncesto sacó la pancarta en apoyo a Vieques en el Premundial FIBA 2001 de Neuquén, Argentina, o cuando nuestro gran Tito Trinidad salió con su rudimentaria en favor a la paz para Vieques, o cuando la dupla de volleyball playero Raúl Papaleo y Monchito Hernández y el lanzador de bala Repollet dedicó sus preseas a la paz de Vieques en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en el San Salvador 2002. A ellos también la historia los absolvió.

Otra experiencia significativa fue la protesta realizada en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayaguez 2010 contra las medidas de austeridad impulsada por el gobernador de turno Luis Fortuño y los ataques a la Universidad de Puerto Rico. Muchos atletas de la delegación, al pasar por donde se encontraba el gobernador, sacaron una pancarta en contra del gobierno y tarjetas rojas en relación al simbolismo que lleva en el deporte de fútbol, demostrando su descontento ante su política pública. Al final tuvieron razón, pues éste estuvo asociado a lazos de corrupción dentro del partido al cual pertenece… la historia los absolvió.

¿Dónde quedan los atletas de Puerto Rico? ¿Acaso ellos no sufren de las decisiones políticas de los gobernantes corruptos? Entonces, ¿cómo nos hablan de que el deporte y la política no mezclan? ¿Y si la política afecta al deporte, entonces porqué el deportista no puede manifestarse políticamente? ¿Acaso los y las atletas no tienen familias que han sido despedidos, que su retiro no les da para sobrevivir? Acaso ellos no tienen miembros de sus familias obligadas a emigrar por carecer de oportunidades dignas de vida en la isla?

Pues la respuesta es: las y los atletas son pueblo y son inseparables.

Es por eso que el actual momento histórico nos empuja a que cada puertorriqueña y puertorriqueño que se sienta defraudada, cansada, harto, enojado, que se manifieste como así lo crea. Tal vez no siempre estaremos de acuerdo en los estilos pero siílo estamos en su contenido. Pues mientras en Puerto Rico subsista la corrupción, el amiguismo, la venta de influencias, el machismo, la homofobia, la desigualdad de clase, de oportunidades y empleos dignos, siempre existira el legítimo derecho a la protesta aun sea en la luna.

Es por eso que le escribo a la generación del “yo no me dejo”  a que no los dejen callar, a que no pierdan su creatividad. Que lo demos todo en el terreno deportivo y si lo sienten, conscientes de aceptar las repercusiones que con ello traigan nuestras acciones, entonces que lo sepa el continente entero que Ricky Rosello es un incompetente, homofóbico, embustero y delicuente. Esta vez a diferencia de otros tiempo es que hay pueblo detrás de sus acciones. Y si se atreviesen a acusarlos, entonces el pueblo y la historia los absolverá …!

Quedo de ustedes para LO QUE SEA,

Abderramán Brenes-La Roche Santos

Martes, 23 de Julio de 2019

(Nota del editor: Actualmente, el exjudoca Abderramán Brenes- La Roche Santos es entrenador regional del equipo Sub 21 de Baden-Württemberg Alemania. Posee dos maestrías en psicología del deporte de las universidades de Madrid y de Málaga. Es especialista en el tema de motivación. Fue campeón centroamericano y del caribe 2002 . Ganó bronce panamericano en 2005 y bronce iberoamericano en 2003. Fue atleta olímpico en Beijing 2008. Lleva también toda una vida de activismo político, en procesos de lucha como el de Paz Para Vieques y el asedio neoliberal que ha vivido la Universidad de Puerto Rico durante los pasados 20 años)

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