Javier Culson marcó un precedente en las pistas de atletismo boricua y se convirtió en una promesa seria para el país desde que batió la marca nacional de los 400 metros con vallas en aquella final masculina de las Justas de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI) en 2008.
Aquel 48.90 sentencio lo que hoy ya no es otra cosa que un legado histórico y vigente para el deporte nacional. Y Javier, ya retirado, solo es digno de elogios y reconocimientos por cada ejecutoria en los óvalos del mundo.
Su entrenador, Héctor “Kano” Amill, aprovechó el anunció del retiro de su pupilo en la Casa Olímpica para subrayar, en un aparte con El Calce, que Culson transformó la cultura del atletismo boricua y le abrió paso a una generación que, al presente, se apresta a continuar multiplicando alegrías en la pista y en el campo.
“La trayectoria de Javier en el atletismo es demasiado grande para el deporte y el pueblo de Puerto Rico. Cuando llegamos a la Liga Diamante no había bandera de Puerto Rico. Javier transformó la cultura del atletismo puertorriqueño. Ahora mismo Puerto Rico tiene casi 22 nenes que hicieron la selección, jóvenes buenísimos. Hay oportunidad de que salgan dos o tres, pero hay que apoyarlos. El único país que yo he visto, de tantos que he visitado, que invierte después que tú ganas es este”, sostuvo, reafirmando su posición a favor de mayor inversión para la juventud del deporte.
Al mismo tiempo, Amill reflexionó sobre los retos que se superaron en el camino que hoy se transforma.
“A nosotros no nos ayudó nadie. Cuando Javier ganó, entonces comenzaron otras cosas. Nosotros pasamos unas bien difíciles, pero después ya ustedes saben. A veces me molesta que la gente diga que Javier es un mantenido. No, todo lo que tiene Javier se lo ganó corriendo en la Liga Diamante y con los auspicios. Y sí, lo digo de nuevo, Javier Culson revolucionó la cultura del atletismo en Puerto Rico”, indicó Amill, aludiendo a la otra cara de la moneda social que, muchas veces, termina pagando el atleta ante la opinión pública.
Culson ganó medalla de Bronce en las Olimpiadas de Londres (2012), una Plata en los Panamericanos de Toronto (2015), dos Platas en el Mundial de Atletismo (Berlín 2009 y Daegu 2011), así como 14 victorias y dos campeonatos (2012 y 2013) en la Liga Diamante.
En síntesis, el hijo de la perla del sur está encaminado a ser un inmortal del deporte puertorriqueño. ¿O no?