Contexto

"Frustración. Tristeza. Incertidumbre"... La foto del "apaga y vámonos" en el 9-1-1

"Esto es algo que duele. El compromiso de los empleados con el pueblo los hizo aguantar hasta el final... Pero nosotros también tenemos familia, somos pueblo y por eso llevamos meses pidiéndole que actúen, hasta que nos llegó el Covid-19 a nuestro trabajo"

Una imagen de una pantalla llena de ceros lo resume todo.

“Frustración. Tristeza. Incertidumbre sobre qué va a pasar con nosotros, con el propio sistema… Eso es lo que me provoca esa foto”, suspiró el vicepresidente del Local 3010 de la Unión de Trabajadores de las Comunicaciones de Puerto Rico (CWA -Local 3010), Luis Rivera.

 

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“Hasta ahí nos llevó. Esto nunca había sucedido. Es la primera vez que el 9-1-1 está forzado a cerrar. En los 20 años que yo llevo ahí nunca había pasado”, acotó, en alusión a la imagen que arribó al buzón de una de las redes sociales de este medio.

 

La imagen es de las 8:15 P. M. de ayer. Deja ver el propio instante en el que el 9-1-1 se quedó inoperante, durante la noche de ayer. Rivera observó que “se pueden ver los nombres de los supervisores Yesiana Santiago y Manuel Delgado gerenciales, quienes no tienen nada que ver con lo qué pasaba, ellos siguen las instrucciones de Arelis Santana”.

“Lo que estaban esperando era instrucciones de Arelis Santana para apagar y salir del centro. Pero, sí, ya en ese momento el 9-1-1 no recibía llamadas. Ya en ese momento los compañeros telecomunicadores habían tomado la opción de salir del centro preocupados por su salud. Por eso ya la pantalla está en cero, ya no hay nadie recibiendo llamadas en ese momento. Yo estaba allí. Esa imagen lo que demuestra es el cierre total de operaciones”, manifestó.

Arelis Santana, indicó Rivera, es la directora de los Centros de Recepciones de Llamadas del NSE911. Según explicó el sindicalista, el comunicado que envió anoche el Departamento de Seguridad Pública y su secretario Pedro Janer para indicar que quedaban clausurados los centros de Recepción de Llamadas del 9-1-1 en Guaynabo y Hato Rey por positivos a COVID-19, fue la culminación de un día lleno “de conversaciones, de discusiones entre la señora Santana y nosotros”.

“Yo me reuní varias veces de forma telefónica durante el día de ayer con ella. Incluso, en una de las llamadas, hablamos tres personas: Aramis Cruz, presidente ejecutivo de la Local, Arelis Santana y este servidor”, agregó.

“Le explicamos que desde que empezó la pandemia le habíamos dado opciones, temiendo que esto que finalmente pasó, fuese a suceder. Nosotros lo previmos. Y lo dijimos. Les pedimos que cuadraran una forma de que pudiéramos trabajar remoto por si pasaba esto. Le pedimos que se habilitara oro centro de emergencias remoto para 9-1-1, aunque fuese por celular. Se lo dijimos desde que empezó la pandemia nunca la agencia ha tomas cartas en este asunto”, explicó Rivera, quien labora como telecomunicador del 9-1-1 hace 20 años.

“Una botella de alcohol y un rollo de papel toalla para todos los empleados”

Según Rivera, “hace menos de un mes” tuvo una reunión con la directora de la Administración del 9-1-1, Quetcy A. Vega García, “y lo que estuvimos hablando era de esto mismo, de los protocolos por si esto llégase a suceder en los dos centros a la vez”.

Según fuentes de El Calce, en el centro de recepción de llamadas 9-1-1 del Barrio Monacillos, de Guaynabo, hubo dos positivos a coronavirus, igual cantidad de positivos que supimos que hubo en el centro de Hato Rey, que ubica en la calle Eleanor Roosevelt. Rivera no quiso confirmar esta información, pero indicó que en inicios de la pandemia, para abril, hubo también casos positivos en Guaynabo, centro que cerró en varias ocasiones, según dijo.

“Estamos hablando de algo que tenían ocho meses para solucionarlo, de algo que desde marzo se está arrastrando. Desde marzo nosotros llevamos diciéndole a la gerencia que esto mismo podía pasar, que era mejor no tratar de responder al golpe y antes de que llegue, tener opciones reales para adaptarnos. No se tomaron las medidas necesaria para evitar que esto sucediera”, añadió.

“Mira, para darte un ejemplo que parece un detalle, pero que te demuestra como está la cosa. Hace menos de un mes, en ambos centros, el papel toalla, el de secar y limpiar que se usa en los baños, se acabó. Ee tardaron más de una semana en reponer ese papel, que es el mismo para limpiar nuestras posiciones de trabajo. ¿Cómo es posible que ahora mismo pasen cosas como esas con las cosas más necesarias?”, dijo Rivera, indicando además que la disciplina de prevención en los centros ha ido mermando.

“Sí, seguimos con las mascarillas y los face shields, pero ahora hay una botellita de alcohol en el área de supervisión para todos los empleados. Antes había material higienizante en nuestros espacios de trabajo”, expuso.

De esa reunión,”ella indicó que no sabía qué mejorar” y, pues, “ayer seguía habiendo una botella de alcohol y un rollo de papel toalla”.

“Son centros de trabajo de 24 horas, pero el conserje trabaja de 9:00 A. M. a 6:00 P. M. En el área de la cocina, por ejemplo, los empleados entran y salen toda la noche, como pasaría en cualquier oficina”, destacó, indicando que entre los telecomunicadores se dividen el trabajo recepción de llamadas en turnos oficiales de 8:00 A. M. a 5:00 P. M., de 5:00 A. M. a 2:00 P. M. y de 2:00 P. M. a 11:00 P. M., “con turnos intermedios para evitar vacíos” y que vale recordar que “en esos turnos de noche y de madrugada es cuándo más actividad de emergencias vemos reflejada”.

“Esto es algo que duele. El compromiso de los empleados con el pueblo los hizo aguantar hasta el final… Pero nosotros también tenemos familia, somos pueblo y por eso llevamos meses pidiéndole que actúen, hasta que nos llegó el Covid-19 a nuestro trabajo”, apostilló.

“Y esto no tenía que ser así. Se logró una ley para asegurar que hubiese un fondo de emergencia para momentos como este, como la pandemia, en el cual se hubiese podido usar fondos para adaptarse a lo que sucede. Pero prefirieron engavetarla, junto con las recomendaciones que hicimos cuando empezó la pandemia. Este es el resultado”, subrayó Rivera, el tono de desazón en su voz ya como habitual música de fondo.

El Calce fue el primero en informar hace unas semanas de la incómoda situación de trabajo que aseguran vivir los obreros del NSE911, quienes entienden que esta dependencia se ha mostrado reacia a cumplir con la Ley 32-2020, firmada por la Gobernadora en marzo.

Lee estas primicias de agosto de El Calce, para que entiendas:

De hecho, el lunes 19 de octubre realizaron una manifestación en las inmediaciones del Centro de Recepción de Llamadas que ubica en Guaynabo, cerca del sector Monacillos.

“La Unión alega que la Gobernadora firmó la ley 32-2020 que protege los fondos 9-1-1 y a su vez bloquea, junto al DSP su implementación”, había indicado la Unión de Trabajadores de las Comunicaciones de Puerto Rico, organización que representa a los trabajadores y trabajadoras del Negociado del Sistema 9-1-1, en un comunicado de prensa con fecha del 14 de octubre.

La Unión denunció que los fondos de ese negociado se encuentran en peligro y pone en riesgo el tiempo de respuesta de las ambulancias a la hora de ser activadas para atender las emergencias de los ciudadanos. Esto se debe a que “el 24 de marzo del 2020 la Gobernadora de Puerto Rico Wanda Vázquez firmó la Ley 32-2020 y semanas después emitiera una certificación de no cumplimiento con el plan fiscal poniendo la ley en suspenso”.

El sindicato informó que la Ley 32-2020, que fue presentada por ese gremio buscando proteger los fondos 9-1-1 para que sean utilizados única y exclusivamente para la atención de llamadas de emergencia tal como establece los estatutos federales El Negociado se nutre de fondos propios que provienen de la aportación de cada ciudadano a través de su factura de teléfono celular, teléfonos residenciales y comerciales, no dependiendo del fondo general del gobierno.

DSP informa que se restableció el sistema

Hoy en la mañana, mientras tanto, el Departamento de Seguridad Pública (DSP) informa que la ciudadanía puede llamar al Sistema de Emergencias 9-1-1. Luego de extensas gestiones con las compañías proveedoras de telefonía y gracias a la colaboración del Negociado de Telecomunicaciones, finalmente se logró el enrutamiento (“call forward”) de las llamadas al Sistema de Emergencias 9-1-1 para que sean redirigidas al 787-343-2020 donde hay personal disponible para atenderlas y canalizarlas.

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