Contexto

"Es insólito"... La propia AES quiere determinar si contamina o no

Víctor Alvarado Guzmán, portavoz del Comité Diálogo Ambiental de Salinas, opinó que “es insólito” que sea la propia empresa AES la que determinará si la contaminación de agua subterránea detectada en sus instalaciones en Guayama se debe al vertedero de cenizas que permanece a la intemperie en el patio trasero de la planta.

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En una reunión que sostuvieran las organizaciones y comunidades de la resistencia en contra de la quema de carbón en Puerto Rico con la Agencia de Protección Ambiental federal (EPA, siglas en inglés), se les informó que el proceso federal establece que será la AES la que certifique si ellos contaminaron o el responsable es otra compañía pasada o actual establecida fuera de sus predios.

Foto: Centro de Periodismo Investigativo (CPI)

Así se los detalló la directora de la División de Protección Ambiental del Caribe de la EPA, Carmen Guerrero Pérez.

“Nos parece inaudito que se espere que la propia carbonera AES se autoincrimine. Es como preguntarle al cabro si se comió la lechuga. ¿Cómo es posible que la EPA no pase juicio sobre la certificación que AES le entregará? El hecho de que un ingeniero firme un documento no significa que la información sea real”, señaló Alvarado.

Recordó que lo mismo “pasó en el caso del gasoducto del sur, donde un ingeniero certificó que la información en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) era cierta, y resultó que había información falsa, y nada pasó con ese ingeniero”.

“Además, públicamente, antes de que AES hiciera cualquier evaluación, Jerry Lucas Marrero, representante legal de la empresa, dijo que su cliente no es culpable de la contaminación. ¿Qué piensan que dirá un ingeniero que trabaja para la AES? Esto es una barbaridad”, concluyó.

En la reunión, en la que también participó la presidenta de la Junta de Calidad Ambiental (JCA), Tania Vázquez Rivera, la EPA descartó intervenir con las 2.7 millones de toneladas de cenizas tóxicas de carbón que la AES desparramó en 14 pueblos.

Timmy Boyle, de la Alianza Comunitaria y Ambiental del Sur Este (Acase), dijo que “en los pasados siete años, la EPA manifestó por escrito su preocupación con la posible contaminación de los acuíferos, por la forma incorrecta en que la JCA manejó el depósito de cientos de miles de toneladas de cenizas en varios municipios.  Y ahora la EPA se lava las manos”.

Sobre la presencia en la mesa de diálogo de la presidenta de la JCA, José M. Díaz Pérez, portavoz del Campamento contra las cenizas de Peñuelas, dijo que fue decepcionante el primer encuentro que sostienen con la también secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales.

“Ella no tenía información correcta sobre el despacho de cenizas fuera de Puerto Rico, no sabía que en jurisdicciones estatales en Estados Unidos se ha clasificado las cenizas como desperdicio peligroso, desconocía sobre la existencia de una carta que la EPA envió a la JCA sobre las pruebas deficientes que se les realizan a las cenizas”, aseveró.

Informó que “la encaramos por la falta de comunicación que mantiene su agencia con las comunidades y con aquellos que tramitan una querella. Esperamos que las acciones de la JCA cambien y que cumplan con sus funciones de proteger el ambiente en el país y no los intereses de la AES”.

Para Mabette Colón Pérez, joven líder del grupo Comunidad Guayamesa Unidos por tu Salud, fue positivo que tanto la agencia federal como la estatal acogieran la propuesta de establecer un monitoreo de aire en las comunidades de Miramar y Puente de Jobos.

“Tanto Tania Vázquez como Carmen Guerrero acogieron inmediatamente la propuesta de establecer monitores de aire en nuestra comunidad. Así se mostrará los contaminantes que llegan a nuestros hogares. Hay que darle seguimiento a esto. Esperamos que se realicen reuniones con la comunidad para ofrecer detalles de los resultados y se publique en la página electrónica de las agencias”, expresó.

Añadió que la presidenta de la JCA se mostró interesada en tomar acción también sobre el problemático ruido que proviene de la empresa AES.

“Ese ruido, que a veces dura varias horas en las noches, no nos deja dormir. A eso se suma la peste que proviene de la planta de carbón, por lo que a veces tenemos que cerrar nuestras casas e irnos para no afectarnos. Lamentablemente, aunque había un representante del Departamento de Salud en la reunión, no tuvo mucha participación”, agregó la ambientalista.

Y concluyó: “La AES nos está matando e insistimos en que las agencias y el gobernador visiten nuestra comunidad para que puedan verlo de primera mano”.

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