Contexto

El Papa dice que busca erradicar el abuso sexual pero no habla de sanciones

El papa Francisco prometió el lunes que “no se escatimarán esfuerzos” para erradicar el abuso sexual por parte de sacerdotes y el encubrimiento de la Iglesia católica, pero no dio indicios de que tomará medidas para sancionar a los obispos cómplices o para poner fin a la cultura de silencio en el Vaticano que ha permitido que la crisis se arraigue.

En una carta dirigida a los católicos de todo el mundo después de las nuevas revelaciones de abuso en Estados Unidos, Francisco intentó proyectar una respuesta firme contra los perpetradores y un lado compasivo para las víctimas antes de emprender un viaje a Irlanda este fin de semana.

Francisco pidió perdón por el dolor que sufrieron las víctimas y dijo que se debe incluir a los católicos laicos en los esfuerzos para desterrar los abusos y el encubrimiento. Arremetió contra la cultura clerical a la que se le ha atribuido la crisis, en la que los líderes de la iglesia se han mostrado más preocupados por su reputación que en la seguridad de los niños.

“Hemos descuidado y abandonado a los pequeños”, escribió.

Pero sólo el pontífice puede sancionar a los obispos, y no ofreció indicios de cambiar la añeja práctica del Vaticano de ser laxo cuando los superiores de la Iglesia hacen un mal manejo de un caso de abuso o son negligentes al momento de proteger a su congregación.

Dijo que estaba al tanto del “esfuerzo y las labores que se realizan en varias partes del mundo” para garantizar la protección de los niños y hacer que rindan cuentas quienes cometan o encubran abusos.

El papa Francisco habla en el Vaticano el 21 de julio del 2015. Dos meses antes de su primer viaje a Estados Unidos, la tasa de aprobación del papa Francisco entre los estadounidenses ha bajado, debido particularmente a una declinación entre los conservadores y los católicos, según una encuesta de Gallup difundida el miércoles 22 de julio del 2015. (AP Foto/Gregorio Borgia)

Pero no hizo referencia alguna de lo que el Vaticano planea hacer, limitándose a decir: “Nos hemos demorado en aplicar estas acciones y sanciones tan necesarias, pero confío en que ayudarán a garantizar una mayor cultura del cuidado en el presente y en el futuro”.

Para muchas víctimas de abuso, la carta fue vista como poco más que un discurso reciclado que no reconoce que el Vaticano se ha hecho de la vista gorda ante los sacerdotes abusivos y que ha fomentado la cultura de silencio que ha permitido que los crímenes permanezcan impunes durante décadas.

“Esa cultura era supervisada por el #Vaticano y codificada en leyes”, dijo en Twitter Colm O’Gorman, un conocido sobreviviente de abusos irlandés, quien organizó una manifestación de víctimas en Dublín durante la visita de Francisco. “Necesita nombrar y reconocer el problema”.

El papa Francisco se reúne con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, antes de una audiencia privada en el Vaticano, el miércoles 24 de mayo de 2017. (AP Foto/Alessandra Tarantino, Pool)

Marie Collins, otra conocida víctima irlandesa que debido a la frustración renunció a la comisión contra abusos sexuales, dijo que los comunicados sobre lo terrible de los abusos sexuales y la responsabilidad de los obispos son irrelevantes.

“Mejor díganos lo que se está haciendo para que rindan cuentas”, tuiteó. “Es lo que queremos escuchar. &#39Trabajando en ello’ no es una explicación aceptable a las décadas de &#39demoras’”.

Se prevé que el tema de abuso sexual domine el viaje del papa a Irlanda, que alguna vez fue una ferviente nación católica y en donde la credibilidad de la Iglesia ha quedado devastado por años de revelaciones de que sacerdotes violaron y abusaron de niños con impunidad y encubiertos por sus superiores.

Pero el asunto ha ganado más peso desde que se supo en Estados Unidos que uno de los cardenales de confianza del pontífice, Theodore McCarrick, el arzobispo retirado de Washington, supuestamente abusó y acosó a menores y seminaristas adultos.

Además, la semana pasada un reporte de un jurado investigador reveló que al menos 1.000 niños fueron víctimas de unos 300 sacerdotes en los últimos 70 años, y que generaciones de obispos no tomaron medidas apropiadas para proteger a los feligreses o castigar a los violadores.

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