Crónicas

Crónicas de camino: "¿Qué c@rajo esperan los hombres cuando nos tiran besitos en la calle?"

Debuta la columna de Crónicas de Camino, con la peatona Marifili Rivera Kush en los controles

Llevo unos cuantos años siendo peatona en el área de Santurce y estar a pie en este país, sin duda, esta cabrón.

Hay ciertos hacks que facilitan la experiencia, como por ejemplo, darse una buena cachá de algún strain sativoso antes de arrancar y llevar puestos unos buenos audífonos (un must). Me compré unos noise cancelling airpods que han cambiado mi vida. Pero aún así, entre el calor, las diez horas esperando una AMA, las tarifas altas de Uber, la ruta limitada del tren y el morón guiando en la calle – gritarles “Dale, pásame por encima”, acompañado de un manoteo frontú es parte de mi día a día – podemos decir que estar a pié en P.R. está medio… cuesta arriba.

Ahora, sumémosle ser mujer… Algo tan trivial como caminar se convierte en un reto, casi como un juego de dodgeball. En una caminata de diez minutos podemos haber esquivado cinco miradas violadoras, dos gruñidos asquerosos de viejos verdes, cuatro “psssstttt”s y tres besitos tirados desde un carro.

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Siempre me pregunto: ¿Qué carajo esperan los hombres cuando hacen eso? ¿Que les tiremos el besito para atrás? ¿Que haya una posibilidad de que también estemos bellacas y les hagamos muecas sugestivas con la lengua? ¿Les habrá funcionado alguna vez? Estoy segura de que si una va hacia ellos y les ofrece mamárselo, se cagan encima. Un día de estos me tiraré la maroma.

Pero desde hace unas semanas atrás empecé a sentirme diferente al caminar por las calles aeromáticas de Santurce. Un tipo de progreso de parte del género masculino. ¿Sería posible? No escuchachaba esos besitos, ni sentía esas miradas penetrantes que me esnúan completa. Jurao’o, me sentía como un anuncio de Claritin que, después de que se toman la pastilla, se despega una lámina opacosa de la pantalla del televisor. Todo se ve más colorido y los protagonistas pueden realizar sus hobbies felizmente al son de “I Can See Clearly Now” de Jimmy Cliff.

¡¿Habrán todos esos hashtags en las redes, listas de acosadores y protestas finalmente ACABADO con el acoso?!¡¿Cómo va a ser?! Me imaginé una asamblea masiva de hombres en el Choli decidiendo unanimamente no hostigar más a las mujeres en la calle y luego todos tirándose al piso a jugar con puppies a carcajadas. ¿Qué bonito, verdad?

Hoy me cogió el día. Tuve que salir de casa ajorá, sin darme la chachá y sin los audífonos. ¿Cómo se supone que vaya caminando sola por ahí, sin la compañía de Chente Ydrach y su corillo? Nos fuimos acapela, parece.

Después de unas cuantas paradas pasadas en el tren, se me sienta un don justo al lado mío (el vagón casi vacío) y deja salir un perturbante “uujjjh” al mirarme. ¡Adiój! Hace tiempo no escuchaba eso. ¿Hubo otra asamblea en Choli? ¿Se arrepintieron de su desición?

Luego de bajarme del tren, decido no esperar ninguna guagua (VOY BIEEN TARDE) y seguirlo caminando al trabajo escuchando la sinfonía urbana de Santurce. Cuando llegué al trabajo ya había esquivado las cinco miradas violadoras, un gruñido asquerosos de un viejo verde, cuatro “pssst”s y dos besitos tirados desde un carro. Decepción total.

Por costumbre, hice el gesto para quitarme mis audifonos y poder ponchar. No los siento y recuerdo que no los llevaba puestos, es ahí donde todo me viene de momento. ¡¿Mi Claritin eran mis audífonos noise cancelling todo este tiempo?! Me entraron flashbacks míos viviéndome las muvis maleantosas en el tren escuchando “¿Comprendes, Mendes?” de Control Machete y caminando por la Ponce de León tan fajá haciendo air drumming con canciones de STYX que ni sentía las miradas violadoras.

Maldita sea, que ingenua yo. Fue como revivir la decepción de Santa Claus y los Reyes Magos otra vez. Si algo puedo sacar de esto, es un buen review para esos airpods y nunca más dejarlos en casa.

(Nota del editor: La autora es la hija adoptada de nuestra subeditora Juana María Kush y Romo Rivera, dueño del dispensario Fumató, en Cupey. Entre sus logros, cuenta con haber alcanzado tres años corridos el Campeonato Femenino Santurcino de Enrolamiento de Filis y también hace una lasaña de cordero para chuparse los dedos. Le encantan los edibles y también se sabe de memoria todas las bachatas de Alex El Bizcochito.)

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