Son muy pocas las instancias en Puerto Rico donde le damos seguimiento a los proyectos que se producen cuando se combina el gobierno, el sector privado y la comunidad. A modo de ejemplo, puedo mencionar uno de los muchos parques en el Precinto 4 de San Juan. Este se ubica en la urbanización Jardines Metropolitanos.
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Fue hace unos años cuando el baloncelista profesional Carmelo Anthony, a través de su fundación, se dedicó a revitalizar varios parques con canchas de baloncesto en Puerto Rico. Recuerdo el estado final de la cancha de La Perla, igual en el “parquecito de jardines”. Pasaron los años y la falta de seguimiento, tanto del Municipio como del Gobierno Central, provocó que una inversión buena para el entorno de esta comunidad se perdiera. Hoy el parque está lejos de lo que una vez logró ser. Como muchos desarrollos e inversiones en nuestro país, se convirtió en una derrota para el gobierno y en un retroceso para la comunidad.
Entre tantos proyectos, ya la historia parece repetirse. Oye, y quizás sea hasta peor, porque a lo que me voy a referir ahora es un servicio esencial, en ocasiones de vida o muerte. Y es que temo que, como sucede con proyectos de menor escala como los parques que mencioné, ocurra algo similar con el contrato que crea el consorcio de la empresa LUMA y la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).
Al final, se trata de una mala maña general en Borinquen de no darle seguimiento a las cosas y abandonar proyectos a su suerte sin supervisión del gobierno. En este caso, esta contratación pretende que toda la red de distribución y transmisión de la Autoridad de Energía Eléctrica, junto con sus subestaciones e infraestructura, así como sus oficinas de servicio al cliente, pasen a ser administradas por esta compañía privada.
De entrada, como candidato a representante –y a la vez como cliente de la AEE- reconozco que esta corporación pública se encuentra en un deficiente estado fiscal que a su vez compromete la infraestructura energética del país. Este paciente energético lleva décadas padeciendo de síntomas: malas decisiones tomadas a lo largo de los años, algunas provocadas por intereses políticos, otras provocadas por mal manejo gerencial, además de negligentes decisiones tomadas por la cúpula administrativa de la autoridad. Esto, entre otros detalles, ha quebrado un monopolio de venta y distribución de energía. Son miles los residentes del Precinto 4 de San Juan y de todo Puerto Rico que son víctimas de este deficiente servicio. Es la nevera que se daña, el comerciante que tiene que detener su actividad comercial, la junta del condominio que tiene que aprobar una derrama para la compra de diésel para su planta eléctrica con más frecuencia de lo normal. Estamos claros que dejar las cosas como están no puede ser opción.
El consorcio de LUMA con la Autoridad de Energía Eléctrica, como está estructurado no es la opción para que tengamos un servicio de energía decente en nuestro país. Este contrato se ha conformado sin la transparencia necesaria. Los acuerdos no han sido discutidos en el recinto más representativo de nuestra sociedad, en la Asamblea Legislativa. La Comisión de Energía de la Cámara de Representantes que preside Víctor Parés Otero ha estado silente durante todo este proceso. Un contrato como el de LUMA le costará al pueblo de Puerto Rico sobre $120 millones de dólares al año y mientras esto se decide, la comisión del representante Parés prefiere estar de vacaciones, cuando bien pudo provocar la transparencia del proceso a los residentes del Precinto 4 y de todo Puerto Rico. El deber ministerial de un legislador es indudablemente defender el interés público por encima de cualquier consideración. En ese extremo Víctor Parés claudicó de ese deber.
El Centro para la Nueva Economía a través de su director de política pública, Serigo Maxuach, indicó que una de las deficiencias más grandes en este contrato era la falta de garantías sobre las métricas de cumplimento básicas que se necesitan para darle seguimiento y fiscalizar el desempeño de LUMA. Esto es indispensable, pues LUMA sería una entidad privada que advendría a administrar para un fin público y esencial, como lo es garantizar la transmisión y distribución de energía eléctrica en todo el archipiélago borincano. Hoy, no existe garantía contractual en que esas métricas de base no utilicen los actuales estándares de cumplimiento de la AEE. Esto pues, todas y todos sabemos que esta Corporación Pública quebrada, a duras penas puede sostener y garantizar energía a todo el país, además de garantizar una atención digna al abonado. Partir de esos estándares es traspasar una tragedia pública a manos privadas, tal y como fue el caso de la privatización con ONDEO de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados a principio de este siglo.
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Nuestra denuncia con el consorcio de LUMA es para que no suceda con este millonario acuerdo, lo que le pasó al parquecito de Jardines Metropolitanos en el Precinto 4. La mala conducta y práctica gubernamental de no dar seguimiento y fiscalización echa a perder cualquier proyecto gestionado desde lo público, no importa cuán grande o ambicioso sea. Ayer un parque, hoy la infraestructura energética, y un común denominador: la falta de presencia fiscalizadora que garantice una sana administración pública.
Parecería la historia de no acabar en nuestro país: no dar seguimiento a las cosas y por consiguiente las pérdidas son millonarias. La energía eléctrica es un servicio esencial para todos en nuestro país y más aún en estos días de pandemia, que son muchos los que trabajan desde sus casas, a la par que sus hijos están tomando su educación de forma virtual. Sin energía eléctrica de calidad, limpia y renovable, será imposible salir de esta recesión económica. Un acuerdo millonario cómo este requiere total transparencia y garantías claras de que el mismo es para el mejoramiento y calidad en el servicio de energía para todos, y evitar terminar en otra perdida millonaria para el país.
El autor es candidato a representante por el precinto 4 de San Juan por el Partido Popular Democrático (PPD). Es parte del grupo original de columnistas de ¡¿Politiqué?!, la sección de de debate político en El Calce.
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