Sigmund Freud le enviaba perico por correo a su jeva y nadie se quejaba.
Pero vamos, en la década de 1880 no habían los cortes esos malignos, como el fentanyl, ni mucho menos la lactosa aquella lechona que juquió a medio mundo en los noventa.
Lo de Freud era puritain, el perico de pasta viejo escuela ese, una cosa fina, no la caca esa de hoy de La Cole o el Ojo de Agua.
Nada, aquí par de videos de Freud y la cocaína. Cójanlo suave: