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China apuesta y se va a lo loco con plantas nucleares flotantes

Las ambiciones de China para convertirse en pionera en la energía nuclear navegan por aguas turbulentas.

Dos empresas estatales planean desarrollar reactores nucleares flotantes, una tecnología que los ingenieros consideran desde la década de 1970 para su uso en plataformas petroleras o comunidades insulares. Beijing compite con Rusia, que comenzó a desarrollar los suyos en 2007, por conseguir una unidad que opere comercialmente.

En el caso de China, el logro se vería atemperado por la preocupación de que sus reactores puedan ser empleados en prospecciones petroleras en el mar del Sur de la China, donde Beijing mantiene reclamos territoriales que países vecinos como Vietnam y Filipinas rechazan. Medios chinos informan de planes para desplegar 20 reactores en la zona, aunque ninguno de los constructores mencionó ese área.

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Las tensiones crecieron tras la decisión de un comité de arbitraje de Naciones Unidas, que el pasado 12 de julio falló que los reclamos de Beijing sobre el mar no tenían base legal. Beijing rechazó la decisión sobre el caso presentado por Filipinas y anunció que realizará maniobras militares en la zona, donde su ejército ha construido islas artificiales.

(AP Photo/Mark Schiefelbein)

Los planes para reactores flotantes reflejan la determinación china para crear tecnologías rentables en campos como la energía o los celulares y frenar su creciente dependencia del petróleo y gas importados, algo que los líderes comunistas ven como un riesgo de seguridad.

China es el constructor de plantas nucleares más activo, con 32 reactores en funcionamiento, 22 en construcción y más planeados. Tiene una fuerte dependencia de tecnología estadounidense, francés y rusa, pero desarrolla sus propias infraestructuras.

Las últimas iniciativas están lideradas por China General Nuclear Power Group y China National Nuclear Corp. Ambos tienen contratos de investigación o consultoría con Westinghouse Electric Co. y las francesas EDF y Areva, pero señalan que sus plantas flotantes utilizarán tecnología nacional.

“Están ansiosos por desarrollarlas porque tienen muchas prospecciones en varios puntos en el mar del Sur de la China y también en el extranjero”, dijo Luk Bing-lam, profesor de ingeniería en la Universidad de la ciudad de Hong Kong que ha trabajado con una subsidiaria de CGN en proyectos no relacionados.

“La estrategia china es asegurar el suministro energético para el país”, dijo Luk. “Las prospecciones petroleras necesitan energía, y con ese suministro, podrían acelerar las operaciones”.

La entrega del primer reactor flotante ruso, el Academician Lomonosov, está prevista para 2018, pero el proyecto ha sufrido repetidas demoras. Rusia todavía no ha anunciado un cliente commercial.

Rusia ha estado “intentando poner en marcha esta idea desde hace más de dos décadas decantándose por el reactor como la opción para comunidades bastante remotas”, dijo Mark Hibbs, experto en la política nuclear de Carnegie Endowment for International Peace, en un correo electrónico.

El mercado objetivo de Rusia era Indonesia y sus remotas islas, apuntó Hibbs. Eso provocó una preocupación por el control de los materiales nucleares, generando la recomendación de que Rusia opere el reactor y se encargue del combustible utilizado.

La agencia nuclear china firmó un acuerdo con Moscú en 2014 para construir centrales eléctricas flotantes con tecnología rusa. No está claro si se mantendrán los planes ante la intención de GNC y CNNC de desarrollar sus propias instalaciones.

Los desarrolladores chinos pueden contar con las ventas a la industria petrolera estatal, sin salir al extranjero.

CGN firmó un contrato con China National Offshore Oil Corp. para apoyar prospecciones de petróleo y gas en el mar. La compañía dice que lanzará su primer buque en 2020, y tiene planes para 20 más. Rechazó una petición de entrevista y no respondió a preguntas enviadas por escrito.

CNNC planea una unidad piloto para 2019.

Una central nuclear flotante podría ser demasiado cara para proporcionar solo electricidad, pero podría ser útil en prospecciones de petróleo y gas al proporcionar también calefacción y agua potable, apuntó Luk. Los ingenieros de CGN le dijeron que su diseño está pensado para islas u otros sitios remotos, agregó.

Los barcos de guerra emplean estos reactores desde la década de 1950. Pero esos buques viajan a puerto con regularidad para su mantenimiento y suponen un riesgo bajo para la seguridad porque están fuertemente armados.

“Los problemas de seguridad son claros: este tipo de reactores serían blancos tentadores para ataques militares o terroristas”, dijo Edwin Lyman, especialista nuclear de la Union of Concerned Scientists de Washington, a través de un correo electrónico. “Mantener el contingente de seguridad necesario para disuadir eficazmente un ataque no sería factible”.

Otros peligros incluyen el mal estado de la mar — en el mar del Sur de la China suelen registrarse potentes tifones estacionales — y la necesidad de transferir combustible radiactivo en sitios alejados.

CGN señala que su unidad marítima tendrá medidas de “seguridad pasiva”, características que operan sin piezas o alimentación externa, como barras de control que caen por la gravedad en caso de emergencia. Ningún reactor comercial opera con estas características.

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