Secretario, sabemos que el horno no está pa’ pastelillos – empanadillas, si usté es de Ponce – y es una gesta difícil la que tiene entre sus manos. pero, por favor, menos bondo y pintura y mas resultados.
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Está chévere andar de media tour, pero lo más importante es ponerse pa’ su número. Dentro del mar de papelajes en el que parece zozobrar el Departamento del Trabajo, hay muchos desempleados y desempleadas que NO SON adolescentes pudientes de San Ignacio…. y se están ahogando.
Por eso, quizá usté vio el otro día que un grupo de concienzudos ciudadanos protestaron afuera de las instalaciones del Departamento del Trabajo y que el Estado le echó encima a la Policía, como si sobraran oficiales en estos momentos con todos los que están en cuarentena por el Covid-19.
Quisieron arrestar a los que protestaban, pues la mediocridad del Departamento de Trabajo para atender esta situación de la pandemia ha sido increíble. Hay gente que lleva cuatro meses o más esperando por sus chavitos. ¿Y les imputan daños a la propiedad? Ese nivel de carifresquería está bastante sólido.
Veamos:
Por supuesto, no encontraron causa en estos arrestos, como sucede con la mayoría de este tipo de detenimientos. Eso sí, no dude que las manifestaciones continúen. La molestia es real, por mas que el funcionario a cargo dispare cifras para intentar mostrar un mejor panorama.
De hecho, Rivera Santiago habló en un artículo del periodista Osmán Pérez y también hoy por radio, señalando que hay 64,000 personas con puntos controvertibles por resolver y que reciben todas las semanas 2,000 cheques devueltos por problemas en las direcciones atribuidos a los solicitantes.
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Bendito, chico…. Bueno, pero hablemos entonces de cómo es la dinámica, desde las perspectiva de esos desempleados y esas desempleadas que se han tenido que morder un ojo de lo frustrante que es lidiar con el Departamento del Trabajo.
Veamos este post del periodista Rey Colón, que documentó el plegoste que tiene esta agencia, en Hato Rey.
“En el Departamento del Trabajo se regresó a los tiempos de Briseida en el Centro de Convenciones y el servicarro. Usted iba y le daban un papelito para llenar que luego echaban en una caja. Y nunca le llamaban. Ahora usted va al Departamento del Trabajo en Hato Rey, hace una fila a pie y un guardia de seguridad le da el papel a través de una rendija en la puerta que permanece cerrada para que lo complete y lo deposite en una urna”, subrayó.

“La queja es que nunca llaman. Tampoco funciona la página para solicitar turnos. Y el envío de cheques se ha detenido a pesar de que se han reclamado las semanas. Los medios noticiosos tienen que retomar el tema porque lo que hicieron fue invisibilizar las largas filas del Centro de Convenciones y así la protesta de los desempleados”, expresó en su cuenta de Facebook el periodista Colón, con sobre 40 años de experiencia en los medios.
Al recibir tantas quejas en esta redacción, preguntamos si, en efecto, la descripción dada por Colón también aplicaba a la de otros casos.
“Exactamente como lo explicó el señor. Y le dicen a la gente que tiren todo en un buzón, o que llamen a un sistema automático para un turno y el sistema no sirve, o que vayan a solicitar en turnospr.com, pero no hay más turnos disponibles hasta no sé que fecha. No abren puertas, no hay ningún empleado para dar cara, y tienen a la policía al frente para atemorizar a quién se queje”, destacó la ciudadana Ahisamar Antonia.

Por su parte, el músico Ernesto Rodríguez Dumont resumió su afrenta, indicando que “solicité a finales de marzo, me dijeron en abril que me lo aprobaron, que tenía un pin y que fuera online a buscarlo. Pero siempre que iba online me salía que no se podía. Entonces llamaba y no recibía respuesta o salía ocupado. ¡Esto lleva meses! Pude atar cabos en junio y julio con un dinero que había guardado, pero ya esto no aguanta más”.
“Entonces, te dicen que lo hagas por internet. Pero te metes desde la misma medianoche a la página y no sirve. Ahora dicen que se acabaron los turnos hasta el 15 de agosto y que nos indicarán cómo haremos. ¿Y cómo uno paga las cosas? Esto es un atropello para la clase trabajadora”, arguyó el baterista.

Ahí tenemos varios ejemplos de quejas que han llegado a nuestra redacción. Y son muchas. Y muchas. Y muchas. Y ni hablar de quiénes se quejan todavía de la forma en que el Departamento del Trabajo se ha dejado timar de otras personas, desde empleados mismos hasta estudiantes de colegios privados. Claro, hay contratiempos, como el que usté mencionó hoy, de los miles de empleados públicos que pidieron los beneficios, pero póngase a pensar: ¿por qué fue eso? Sí, hay sus chanchulleros, pero seguramente muchos ni entendían el proceso de tan confuso que es todo en este gobierno.
Así que ya lo sabe, Secretario, abandone el afán ese de hacer mucho ruido, que el DT aún carga pocas nueces. En nombre de tooooodas las quejas que tenemos en nuestros buzones, le escribimos esta carta. Por favor, resuélvale a esta gente. Las pachotás del DT tienen ya al pueblo harto.