Comentario

Carta abierta a #UnidosPorPuertoRico

Han pasado más de 100 días desde el Huracán María.

Todavía no hay luz en muchos sectores. En otros lugares no hay agua.

Existen familias durmiendo en casas de acampar porque FEMA no ha ido a verificar las casas destruidas y hay más de 900 familias que duermen en refugios. Ancianos no pueden tener sus tres comidas diarias y algunos pueblos están completamente incomunicados.

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Hay niños que fueron a sus escuelas con ropa donada porque perdieron sus uniformes. Esos niños seguramente no recibieron su regalo de Navidad y este Día de Reyes encontrarán la cajita con grama porque los tres reyes no llegarán a donde ellos.

Los suministros, aunque no parezca, no llegan. La diáspora envía ayuda a la Isla y no entra. Aunque se ve movimiento todavía hay furgones parados en los muelles. La Autoridad de Energía Eléctrica sigue tomándonos el pelo con el por ciento de generación y la prensa hace caso omiso.

Se acerca la despedida de año y en la reunión familiar no recibirán el año entrante con alegría sino con dolor por los que se tuvieron que ir a causa del desempleo o la enfermedad. Hay empresas que no han podido operar y pueblos donde el comercio quedó completamente inoperante.

Foto: Suministrada

Desde el huracán más desastroso que ha pasado por la Isla, hay personas desaparecidas que pasan varias decenas y muertos que en un abrir y cerrar de ojos superaron el número 500. No solo hay muertos en Ciencias Forenses, también hay morgues privadas que han sido alquiladas.

Los mismos boricuas somos los que verdaderamente, aunque de manera paulatina, ayudamos con lo poco que podemos. Ya no nos queda dinero para seguir haciendo pequeñas compras y las donaciones de las personas que nos ayudan están mermando con el pasar de los días. Hay mucha ansiedad, desilusión, ganas de dejar todo, pero cuando miras los ojos de las personas afectadas y hasta marginadas, puedes ver un poquito de esperanza.

(Foto AP/Ramon Espinosa)

Esperanza que se esfumó con la noticia de último momento. Nuestra flamante Primera Dama, Beatriz Roselló, quiere usar los millones que artistas y personas pobres, como tú y como yo, donaron a través de Unidos por Puerto, para la restauración de nuestros parques nacionales.

O sea, en arroz y habichuelas, las prioridades del Primer Ejecutivo, su esposa y todo su gabinete siguen estando en lo más alto de un barco. Sí, en el carajo. Millones que se pueden usar para comprar alimentos, toldos, ropa, enseres y hasta para construir viviendas sin esperar por FEMA, los quieren utilizar para arreglar los parques nacionales que ya están casi obsoletos.

Millones que se pueden utilizar para llevar servicios médicos, para construir puentes que conectan familias, para que las personas encamadas tengan equipos médicos en sus hogares, para comprar generadores eléctricos, placas solares, para comprar hasta lámparas y por qué no, hasta para comprar el material que le falta a la AEE, pero eso es too much para los que velan por nuestros intereses.

Millones que pudieran ser para ayudar a los más vulnerables y a los hospitales, pero nuestra amiga Beatriz, prefiere ayudar a sus amigos los contratistas para que levanten los parques nacionales. Parques que cuando vuelvan a abrir, cerrarán en tres meses pues el alto costo de sus entradas hará que las familias no puedan disfrutar de ellos.

Parques que no tendrán luz y cuyas facilidades no podrán disfrutarse en su totalidad, pero lo importante es que sus amigos los contratistas vulnerables podrán cobrar chavitos que seguramente no tienen. Bueno, supongo que en los terrenos de los parques harán viviendas pa’ los que perdieron todo. Digo, son más de 30 millones, es lo mínimo que pueden hacer.

Porque cuando tienes por Primera Dama a una mujer que ni pa’ disimular sabe el autor de Cien Años de Soledad, no se puede esperar mucho más que dé dos pasos pa’ lante y pregunte pa’ dar los demás.

 

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