Por: José Encarnación Martínez
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CUPEY ALTO – En la Comunidad Morcelo, camino Los Guayabos en Cupey Alto, no ha llegado ningún camión cisterna con agua potable, ni antes ni después de Irma; ni antes ni después de María. Imagínese usted…
En ese cantito de San Juan, donde no saben lo que es el servicio de agua y luz desde el 6 de septiembre, todavía esperan por alguna ayuda del Gobierno de Puerto Rico, pues hay envejecientes, encamados, niños, personas con discapacidades físicas y demasiada necesidad, mucha necesidad.
Para que usted tenga una idea, son varias las familias que perdieron sus hogares. Otras, al menos, conservan parte de la infraestructura de sus casas y mantienen vivas las esperanzas de levantar paredes y techos. Pero la cosa está bien dura. Imagínese usted…
Uno de esos seres en resistencia es doña Virginia Rodríguez Calderón, que vive en Los Guayabos hace 41 años con su esposo, Víctor Aponte, y quien luego del paso de María se quedó sin techo en el terrenito que le dejó en herencia su papá.
La doña habló con El Calce y no lo pensó dos veces pa' bajar por la goma y dejar claro el panorama.
Esto es lo que quedó de la casita de la prima de doña Virginia, a unos 200 pies de su casa. (José Encarnación / El Calce)
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“Nada. Aquí no ha llegado nada. Yo soy diabética, no dependo de insulina, pero me tengo que tomar mis pastillas. Ya estamos desesperados. Hoy fuimos al Centro de Convenciones para solicitar ayuda, pero no nos pudieron atender. Ya es un abuso. Estamos en el olvido desde antes de Irma y ni un camión cisterna nos han traído”, manifestó Rodríguez Calderón en un recorrido que hizo con este medio por la comunidad del municipio de San Juan.
A pesar de que los vecinos aseguran que cada cuatro años los políticos de Borinquen aprovechan para ponerse al día con el barrio, en esta crisis solo se le ha visto el rostro al representante Georgie Navarro que, tras el paso de Irma, le llevó “unas cuantas funditas de hielo” a los vecinos, por aquello de meter las cabras o al menos hacer el aguaje. Ya usted sabe como es Georgie…
“Cuando quieren votos llegan, sabe'. Cuando quieren votos y se acercan las elecciones van con nosotros hasta lo último. Pero aquí nada de nada. Tuvimos que abrir un pozo de agua para mantenernos entre nosotros. Lo improvisamos. Y gracias a eso hemos sobrevivido”, soltó la señora de 68 años.
Los vecinos improvisaron un pozito de agua. Y han bregao ante la inacción gubernamental en su comunidad. (José Encarnación / El Calce)
Por su parte, Ivanela Astacio Rivera aprovechó la visita de este diario para señalar que su casa corre peligro desde el azote del huracán Irma. Su residencia está en un terreno vulnerable. O sea, hay deslizamientos de tierra y eso. Ah, y sepa que esta gente lava ropa en una quebradita donde se mezclan aguas claras con aguas negras de las tuberías de la zona. Imagínese usted…
“Ni la alcaldesa ni nadie. Aquí no ha venido nadie. Apunta eso bien que aquí hay gente que necesita ayuda urgente y que bastante ha esperao”, puntualizó otra vecina.