Comentario

Boricua, tú no apoyas lo de aquí na

Por Karla Figueroa

PUBLICIDAD

No he tomado suficiente café hoy. Según mi mamá y el doctor necesito descansar más y pachanguear menos. Hace tiempo que no tengo un date. El calor de esta joya caribeña es similar a las temperaturas de las pailas del infierno… Días como hoy los vivo buscando una razón para despotricar un poquito de odio.
 

Mientras almorzaba sin hambre, pero con placer (la acción de comer me hace bien feliz y me quita el estrés), usaba una mano para llevarme la comida a la boca y la otra para navegar en las hermosas redes sociales. Fue en ese momento que me encontré con la discusión que necesitaba para poder tener una descarga; para liberarme; me topé con eso que me tumbó la pajita del hombro.

Y es que en el Instagram de una diseñadora puertorriqueña vi los comentarios de una muchachita que argumentaba que sus “precios no van con la realidad del bolsillo de muchas jóvenes puertorriqueñas. Realmente bonito, pero muy caro”… Y así continuaba argumentando que ella no podía comprar esa ropa porque “era muy cara”. Boricua, tú me estresas.

Yo entiendo que “la cosa está mala”, que “el IVU está del carajo”, que “la clase media siempre se las ve difícil”… Yo sé todo eso. Pero usted no va a Forever 21, por ejemplo, a regatear con uno de sus empleados (que se visten como concursantes de Objetivo Fama) para que le bajen el precio. ¿Por qué asume que si el producto es local usted puede exigir un precio?

Déjenme explicarles, mis pequeños saltamontes, el trabajo local es más caro porque no se hace en cantidades industriales y no hay chinitos trabajando a chavo por hora.
 

Además, es bien importante reconocer tu realidad. La cosa puede estar mala para usted, pero no para el mundo. Aunque le duela y lo envidie, hay personas que no sienten la crisis económica. El comerciante no tiene la culpa de que usted no tenga el dinero suficiente para comprar su trabajo.

¿Usted se cree que yo no quiero unas gafas Ray-Ban? Claro que las quiero, pero como no las puedo pagar, tengo unas que me regaló un nene. No por eso yo voy a ir a pegarle fuego a la tienda de gafas. No intente comprarle un traje a Carlos Alberto con budget de Infinito. Acéptese. Está bien no tener dinero. Mujer, tú puedes roquear un outfit aunque sea barato, yo lo hago semanalmente. ¿Usted le escribiría a la compañía Louis Vuitton porque sus carteras son muy caras? No, ¿verdad? No culpes a los diseñadores por tu sueldo…
 

Ah, pero no voy a irme a dar dos Medallas hoy (porque eso es lo que puedo pagar, no me da para el champagne), sin recalcar una cosa: En esta isla que Dios ha puesto en la lista del olvido, todas las industrias locales sufren. El puertorriqueño no quiere pagar en un buen restaurante local, pero va a una cadena extranjera y se pone como timba. Un artista puertorriqueño tiene una presentación y, a menos de que les regalen las taquillas, no van (yo he visto a productores bajar de precio taquillas que cuestan ocho dólares porque “la gente no lo quiere pagar”), pero viene un extranjero del cual se saben dos canciones y se las pelan para comprar las entradas. Llegan a una barra y se quejan de los precios de los palos, pero van a Nueva York con más budget pa’ beber que para entrar a los museos.

Boricua, a mí no me vengas con la hipocresía de “hay que comprar local”… Si le pides que te bajen el precio, tú no apoyas lo de aquí na.

Tags

Lo Último