Bendito, Anuel... La tiraera no le hizo ni cosquillas a Coscu

Por: Patricio “El Salsero” Carrión

Esto de las tiraeras posmodernas es algo así como una perreta compartida entre dos o más peliculeros y uno que otro lobo solitario que bien conoce cómo se maneja la brea. El punto es que son más los primeros que los segundos, y por eso ya no dan gracia.

Tirar se ha vuelto una muletilla sin sentido, un dolor de muelas que, ahora con el trap, se hace sentir para destruirnos la paciencia a los pobres mortales que intentamos vivir en paz, aferrados a la memoria de los tiempos del perreo intenso y buscando refugio emocional en los discos de Playero.

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Pasamos del mundo frío de Lito y Polaco a sumergirnos en la odisea de enfrentarnos con la omnipotencia del intocable Anuel. Pasamos de los rumores de guerra y de funeral a someternos al castigo que genera la prodigiosa prosa de los artistas que son reales hasta la muerte con las tetillas al aire.

Entre pollinas con Gel y prendas de oro con diamantes, el maleanteo criollo se ha vuelto un romanticismo magnánimo que, entre el humo de marihuana y otras cositas, reproducen el gozo del pueblo y les multiplica la alegría.

Pero usted sabe, estamos bien y sobran los billetes de cien. No hay nada malo, porque estamos bien. Después que los bolsillos reciban lo suyo, no hay nada más que importe. La película está en play y nosotros seguimos aquí, esperando la segunda parte de esta comedia urbana para seguir alimentando la cultura de los views.