Las autoridades militares al frente de Myanmar ampliaron el veto a las redes sociales tras el golpe de Estado de principios de semana, cortando el acceso a Twitter e Instagram.
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Mientras tanto, las protestas callejeras seguían aumentando el sábado con nuevas concentraciones populares de rechazo a la sublevación.
Unos 1.000 manifestantes, entre los que había empleados de fábricas y estudiantes, marcharon el sábado en la mañana por las calles de Yangón, la ciudad más grande del país. A mediodía, más de 100 agentes antimotines trataban de impedir su avance. Algunos de los asistentes gritaron “La dictadura militar debe caer” y “Abajo la dictadura”.
Además de Facebook y aplicaciones relacionadas, el gobierno militar ordenó el viernes a operadores de telecomunicaciones y proveedores de internet que corten el acceso a Twitter e Instagram, alegando que algunos tratan de usar estas plataformas para difundir noticias falsas.
Usuarios de redes sociales se mostraron preocupados por los reportes no confirmados de que pronto podría cortarse el acceso a internet, al menos durante el fin de semana. Algunos afirmaban haber perdido el servicio en sus redes móviles.
Limitaciones y censura a Twitter e Instagram
Netblocks, que rastrea las interrupciones y cierres de redes sociales, confirmó la pérdida del servicio de Twitter desde las 22:00 horas. Instagram ya estaba sujeto a restricciones.
Twitter dijo en un comunicado que está “profundamente preocupado” por la orden de bloquear el servicio de internet en Myanmar y se comprometió a “abogar para poner fin a los destructivos cierres promovidos por gobiernos”.
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“Esto socava la conversación pública y el derecho de la gente a hacer oír su voz”, apuntó su vocero.
Los medios estatales están sometidos a una fuerte censura y Facebook se ha convertido en la primera fuente de noticias e información en el país. Además, se ha utilizado para organizar protestas.
Por cuarta noche el viernes, una cacofonía de ruidos procedentes de ventanas y balcones retumbaron en los vecindarios de Yangón mientras la resistencia a la sublevación militar y a las detenciones de activistas y políticos cobraba fuerza.
Cerca de 300 legisladores electos de la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de la líder de facto del país, Aung San Suu Kyi, se declararon el viernes los únicos representantes legítimos de la población y pidieron reconocimiento internacional como gobierno nacional.
Debían tomar posesión de sus escaños el lunes, en la apertura del parlamento luego de las elecciones de noviembre, pero fue entonces cuando el ejército anunció que asumiría el poder durante un año.
Los militares acusaron a Suu Kyi y a la LND de no actuar para abordar sus denuncias de fraude electoral, a pesar de la comisión electoral dijo que no halló evidencia para respaldar esas quejas.
En Nueva York, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, prometió el viernes que el organismo hará todo lo posible para unir a la comunidad internacional y crear las condiciones para que se revierta el alzamiento militar.
La Asociación de Asistencia a Presos Políticos señaló que 134 funcionarios y legisladores — incluyendo Suu Kyi y el presidente depuesto, Win Myint — y unos 18 activistas independientes fueron detenidos, y algunos ya recuperaron la libertad.
Myanmar estuvo sometido a un gobierno militar durante cinco décadas, tras un golpe de Estado en 1962, y los cinco años de Suu Kyi como líder han sido su periodo más democrático desde entonces, a pesar de seguir usando leyes represivas de la era colonial y la persecución a la minoría musulmana rohinya.