¿¡Politiqué!?

Aspiremos a un Puerto Rico seguro

Hoy es jueves y le llega el turno al candidato a representante por acumulación del Partido Nuevo Progresista (PNP), Jorge Emmanuel Báez Pagán.

Todos merecemos vivir en una isla de paz y tranquilidad.

Recientemente se anunció una nueva academia de la Policía para reclutar nuevos oficiales, eso es loable y, más aún, necesario. Todos sabemos sobre la dramática reducción año tras año de oficiales del orden público. Naturalmente, incide en un alza en delitos esa deficiencia. Por diversas razones de gran peso contamos con menos policías. Esperamos y confiamos que ese llamado a aumentar la plantilla de hombres y mujeres del orden público prospere.

Pero hace falta mucho mas para poder estar seguros. Esos policías – los nuevos y los ya reclutados – merecen tener a la mano la mejor tecnología, equipos y adiestramientos para combatir el crimen rampante que ocupa portadas de los noticiarios y que causan miedo y pavor en la ciudadania. Es, sin dudas, un compromiso de país el apoyo a toda medida que los capacite y los dote de lo mejor; después de todo arriesgan sus vidas para cuidar de nosotros.

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Sé de muchas historias de grandes hombres y mujeres policías que honran ese uniforme pero que sufren la frustración de no poder hacer más por la falta de recursos. Es una situación acumulada , no pretendo apuntar a nadie sobre eso pero sí a crear conciencia de que es necesario que sea una prioridad. No puede tener colores político partidista el empeño de aspirar a un Puerto Rico seguro. Suena bonito para la caza de votos pero tiene que materializarse.

También el aparato de Justicia debe establecer una estrecha colaboración de la Policía de Puerto Rico para agilizar los trámites en Tribunales de manera que prioricen los casos, las convicciones y el criminal vea que hay un esfuerzo sincronizado de cero impunidad.; de lo contrario el criminal se nos reirá en la cara y volverá a delinquir.

Una verdadera remuneración salarial, justa y a la altura de los tiempos es otro aspecto que se debe poner en agenda con premura. Hay muchos oficiales que tienen hasta tres trabajos para costear el alto costo de vida, lo que causa fatiga y agotamiento de quienes necesitan estar alertas con todos sus sentidos para atrapar a los maleantes.

Causa mucha tristeza cuando muere un oficial del orden público en función de su deber y se quedan muchas preguntas en el tintero. No profundizamos para conocer ¿qué paso?, ¿Por qué ocurrió? ¿Cómo se pudo haber evitado? Si tenemos manera de ser parte de la solución, hagámoslo .

Es necesario que se vea que ese esfuerzo conjunto es tan eficiente como percibimos de las entidades federales. Elevemos el nivel de importancia de tema de la seguridad.

No es cuestión de que haya mano dura, es un asunto de la necesidad apremiante de sentirnos que somos protegidos mientras estamos en las calles , mientras vamos al trabajo. Ya es suficiente que – con lo la pandemia estemos cautivos en nuestras casas para evitar contagios- como para tener miedo a salir a llevar una vida cotidiana.

Me llama poderosamente la atención que antes muchos niños decían con gran orgullo que, de grandes, querían ser policías, hoy eso no lo expresan con tanta frecuencia. ¿Están en peligro de extinción los buenos policías? Yo apuesto a que no . Me consta el valor y compromiso de muchos, solo es necesario que los que tenemos el privilegio de servir desde puestos electivos lo pongan en nuestra lista de prioridades. Dejemos atrás diferencias y unámonos contra todo aquello que obstruya remunerar y realzar el buen trabajo de nuestra policía.


Nota del editor: El autor es candidato a representante por acumulación por el Partido Nuevo Progresista. Es parte del grupo original de columnistas de ¡¿Politiqué?!, la sección de de debate político en El Calce

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