Contexto

A mi amigo y hermano Jay

La información siempre ha sido la mercancía más fácil para vender una idea o una agenda. Se ha analizado el efecto que tiene el decir, hacer y como llevar un mensaje para generar una opinión y lograr un objetivo. La historia se cuenta sola. Y hoy en el siglo 21, la opinión ha tomado aún mas preeminencia que la información. Esto se debe a que es más costo efectivo producir un programa de opinión que un programa de noticias. Es la realidad.

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En esas llegamos a un comentarista que se hizo famoso, no lo olvidemos, por insultar a una senadora en un programa de televisión, justificada o no, eso pasó y la historia está ahí. De aquel momento, para acá, Fonseca se ha convertido en la voz de una generación que, para bien o para mal, tiene una penetración mayor que muchos medios masivos en la Isla.

Y es que según Jay Fonseca, hay que cerrar la Universidad de Puerto Rico, porque no le pueden contestar unas preguntas básicas sobre el rol universitario. Yo no sé si hay que ser demagogo, o ignorante intelectual o es que le pagan para llevarle la contraria al mundo porque si.

En lo que puedo coincidir con el licenciado Fonseca es que la UPR hay que reformarla en muchos aspectos. Tomemos por ejemplo los recintos. Probablemente tener 11 recintos suena demasiado, para una Isla 100x 35, pero en vez de decir “Vamos a eliminar Recintos” ¿Por qué no miramos las estructuras administrativas de cada unidad? A lo mejor encontramos redundancias, que nos cuestan un ojo de la cara y podemos eliminarlas. A lo mejor podemos focalizar los recintos, atados al famoso plan de País que a cada rato vocifera el analista, para que sirvan de centro de desarrollo económico regionales. Me viene a la mente la UPR de Carolina. Un centro que con mucho esfuerzo ha logrado mantenerse y hasta generar ingresos propios con su cocina y programa de turismo. Eso por mencionar dos ejemplos de las muchas cosas que pasan y se hacen en la Universidad del Estado. O el caso del Recinto Universitario de Humacao que tiene un excelente programa de biología marina, único en su clase en una Isla rodeada por agua y a la merced de los cambios climatológicos por el efecto del calentamiento global.

La comunidad universitaria está clara que se necesitan unas reformas, pero Jay, tu y yo sabemos que esos cambios por mas que se generen de adentro, requieren voluntad política del que esté en la Fortaleza.

A la UPR se le puede acusar de muchas cosas pero de eso a decir que la Universidad es culpable de la debacle y que ha estado ausente de la discusión, es faltarle a la verdad. Me parece que el argumento y las preguntas, muchas de ellas ya contestadas y analizadas por miembros de la comunidad universitaria, responde al propósito desestabilizar y provocar una discusión innecesaria sobre el único elemento que queda en este País para darle un ápice de esperanza y nivelar la disparidad social.

Hay que recordar algo. El comentarista y el analista vive de traficar con la información. Es decir, su mercancía es mantenerse vigente para así provocar la discusión y el odio o que lo aplaudan como si hubiese dado la disertación máxima de cómo mejorar el País. No perdamos de perspectiva eso.

Pero, como aquí nadie lee y se dejan llevar por la gritaera, demagogia y el análisis. Después no nos quejemos.

Dejo claro, que probablemente yo esté prejuiciado con el tema porque lo que soy se lo debo a la UPR. Soy parte del producto más grande que tiene la Universidad. Se queden en Puerto Rico o no, nuestra bandera para el mundo es el recurso humano que producimos.

El problema fundamental es que tenemos un País con una fuga de talentos, con 70 mil millones de pesos en deuda impagable y con una gobierno de por si en una crisis de credibilidad y falta de liderato que nos mantiene a la deriva. No es la UPR.

Pero eso no se resuelve escribiendo en el periódico, ni leyendo este comentario ni gritando por radio ni menos siendo un bufón en televisión. Requiere esfuerzo, sacrificio y estar dispuesto a enrollarse las mangas para intentar cambiar el País desde sus entrañas, no en la comodidad de los aires acondicionados de un estudio de radio o de un escritorio.

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