El fenómeno de los podcasts nació hace varios años cuando se le permitió a los broadcasters subir su contenido a los iPods de Apple, al combinar ambas palabras iPod y Broadcast, los dinosaurios del internet bautizaron con este nombre a lo que hoy conocemos como todo tipo de contenido donde más de una persona hable frente a un micrófono y lo suba a cualquier plataforma.
Durante la pandemia explotó la fiebre de los podcasts y medio mundo tenía uno, hasta lo compararon con los kioskos de limonada. Pero solo unos cuantos sobrevivieron la avalancha y otros se quitaron, hasta gente que viene de los medios lo intentó y se dieron cuenta que la dinámica es completamente diferente a lo que están acostumbrados en los medios tradicionales.
Cuatro años después de la pandemia muchos se consagraron al tope de los creadores de contenido, los dos más conocidos actualmente, Molusco y Chente Ydrach con sus respectivas plataformas. Ambos tuvieron un boom en la pandemia entrevistando a cuanto reggeatonero aparecía para contarnos su historia, aunque a nadie le importara. Pero no había mucho que hacer, estábamos todos encerrados y nos echamos al cuerpo horas escuchando inventos.
El problema fue cuando se acabaron los reggeatoneros para entrevistar, ahí apretó la cosa. No todo el mundo tiene la creatividad para continuar haciendo dos o tres contenidos a la semana que no tengan que ver con lo mismo y seguir capturando al público. En el caso de Chente y Molusco, estos comenzaron con dinámicas no muy distintas a lo que se hace en los medios tradicionales, hablar de cuanto chisme aparece en internet. Hace unos años, los medios abrazaron a la mesías de los clickbaits y el tráfico para las páginas web, bautizada por su madre Adamari López como Alaïa, tanto fue la saturación con el tema de la niña que la gente terminó jartándose de las dos. Esto fue criticado por las mismas figuras que cuando descubrieron el clickbait en YouTube, le sacaron el jugo al chisme que ya ni entendemos por dónde va de Yailin, Tekashi y Anuel.
A mediados de febrero, se dio una de las movidas más importantes en los medios de comunicación en los pasados años, Jorge Pabón “Molusco” salió de la empresa Spanish Broadcasting System (SBS) y le gritó al mundo que no se llegó a un acuerdo de contrato debido a que los directivos del conglomerado le pidieron el 50% de sus ganancias. Esto ha provocado que el locutor tuviera que mover toda su maquinaria a su plataforma de YouTube, ahora sin la ayuda que le brindaba estar de lunes a viernes en una emisora de radio como La Mega. Aunque los chamaquitos que me leen piensen que “la radio es para viejos” la realidad es que mucha gente todavía escucha este medio y tener una plataforma como esa le daba un gran empuje a Molusco. Solo basta con ver lo que está haciendo el locutor ahora desde su YouTube para darse cuenta que el golpe de no tener esa plataforma le ha afectado. Él mismo dijo que no quería salirse de radio y él sabe la importancia que eso tiene.
Tras su salida, la estrategia al estilo “Alofoke” en República Dominicana ha aumentado proporcionalmente. Meterse en cualquier chisme para traer los clickbaits y los views para monetizar. Primero le sacaron el jugo a los disparates de Coscu y la tiraera más estirada de los últimos tiempos. Cuando los exprimieron hasta más no poder se fueron a la tiraera de la moral contra Chente Ydrach y las drogas.
Aquí fue que todo explotó, por unos comentarios de Chente Ydrach donde invitaba a Molusco a “meterse una rola” medio mundo se metió en la dinámica de buscar views, desde Héctor Torres “Deplaymaker” quien jugó el papel de la policía del internet hasta Pamela Noa, Molusco y Ali Warrington que todos entraron en la misma dinámica. Muchos podrán pensar que esto es algo coordinado, entre todos para compartirse los views y sí esto funciona. ¿Pero cuánto tiempo les podrá durar? ¿A la gente le interesará una tiraera eterna entre todas estas figuras?
Al final, han demostrado que aunque hayan hecho la transición a los medios digitales y sean “independientes” no son muy distintos a lo que aún se hace en los medios tradicionales. Cosas como pelear por quién es el número uno, la tiraera por quién es el mejor (como si estuvieran en cuarto grado) y todas esas cosas vienen de la TV tradicional y los locutores de los 90′s y 2000 que muchos creadores de contenido digital critican y aseguran ser diferentes, pero no los son. Son como el chamaquito que critica al abuelo, pero al final del día es igual. Sí, como el nieto que critica a su abuelo PNP por defender a su político de preferencia, pero al final ellos hacen los mismo con los del MVC o PIP.
En conclusión, ya estamos viendo una transición en la preferencia por el contenido que prefieren las nuevas generaciones. Los Gen Z no están pendientes a ver a Molusco pelear con el mundo ni a ninguno de sus colegas y prefieren meterse a TikTok a ver otro tipo de contenido. Y Molusco, cuidado con subestimar a los chamacos que según tú no quieren trabajar, hay muchos que vienen por ahí que trabajan igual o más que tú y te pueden comer los dulces.